miércoles, 20 de mayo de 2015

Los despropósitos de la medicina

Al final, me haré pesado recordando mi admiración por los antes llamados "médicos de cabecera", pero es que no pasa día que no los eche de menos.

Un día, una señora mayor, explicaba su rutina diaria. Al mediodía, desde hace años, daba de comer a los nietos, mientras su hijo trabajaba. Hace un año, murió tras una larga enfermedad, un nieto que tenía 3 años. Aunque atontada por las medicaciones, aquella mujer transmitió su gran tristeza. Y yo imaginaba lo que debía ser para ella, cada día a la hora de comer, ver que faltaba uno de sus nietos.

Pero, su médico no lo entendió así. La medicina de hoy en día, que ignora al enfermo y sólo se fija en el síntoma, le aconsejaba darle antidepresivos. Para la medicina no existe la tristeza. Porque no está preparada, ni le dedica tiempo, a conocer a los enfermos. Qué diferente de los antiguos médicos de cabecera (que me perdonen los que siguen en activo) que conocían las vivencias, las emociones y los verdaderos motores de la vida de sus pacientes.

Los antidepresivos, para casos como estos, no sólo no son adecuados. También son contraproducentes. Una mujer que pasa por el dolor de la muerte de un nieto, necesita que la acompañen, la comprendan y la animen con palabras de vida. Sentir que las drogas médicas le hacen salir un impulso de salir adelante, la hacen sentir mal, porque ella todavía no está preparada para acabar con el duelo. Y la medicina no ayuda. Pero, a su alrededor, también creen que es trabajo de la medicina hacerla salir del pozo. Con pastillas. Y no se dan cuenta que son ellos, los familiares, amigos y vecinos, quienes la han de ayudar a salir adelante. Los más jóvenes tienen herramientas (trabajo, proyectos, ...) que les ayudan a "olvidar" (que tampoco es bueno). Para esta señora mayor, el principal impulso en la vida son los nietos a la hora de comer.

Cuando yo era pequeño, en la tienda de mis padres, asistíamos, cada día, a sesiones de terapia colectiva. Cuando la señora Pepita perdió a su marido, aparte de compartir sus penas con el médico (de cabecera) y con el cura, las compartía en la tienda con mis padres y otros clientes. La consolaban, le recordaban la amabilidad y bondad de su marido. Y le exaltaban como la vieron luchar por él durante su enfermedad. La señora Pepita compartía la tristeza con personas que le daban calor humano. Y la ayudaban a salir adelante. Hasta que la tristeza se convertía en luz.

Hoy la señora Pepita no podría hablar ni con médicos (no tienen tiempo y no los han educado para atender tristezas más que con antidepresivos), ni con curas (ya quedan pocos), ni con las cajeras del supermercado. Y, si supiera manejarse en las redes sociales, tampoco le ayudaría la "compañía" virtual, ni frases bienintencionadas de Claudio Coelho. Tened en cuenta que es curioso que, un experimento realizado en varios CAP de Girona hace uno o dos años, demostró que, la inmensa mayoría de enfermos que asistían cada día a los CAP, prefieren el contacto humano y el intercambio de experiencias (charlar con alguien) que las medicinas. Creo que formaban grupos de charlas, juego y actividades manuales como alternativa a ir al médico. Fue un éxito absoluto. Se demostró que una o dos animadoras eran más que suficientes para levantar el ánimo de los "enfermos" que, normalmente, se dejaban atiborrar de medicamentos, por unos médicos desbordados, para que alguien los escuchara (más que los médicos, los "amigos"de la sala de espera).

Como los resultados fueron espectaculares, en términos de ahorro en medicamentos, médicos, mejora de los pacientes, ... no se ha sabido nada más.

Todos tenemos que hacer examen de conciencia por lo que está pasando.

Yo, por mi parte, he estado haciéndolo respecto a las posibilidades terapéuticas que puedo aportar a la gente que, como yo hasta hace 10 años, viven en un estado permanente de tensión por las exigencias del trabajo, la familia,. .. Por mucho que mi vida ahora sea radicalmente diferente, no he olvidado mi imposibilidad de tratarme como debía hacerlo. Pero también he recordado cómo, en medio de la pesadilla de la vida acelerada, unos pocos principios básicos de naturismo aprendidos desde pequeño, me ayudaron a mantener las afecciones de mi cuerpo en un estado subagudo y que no llegaran al estado crónico. Y, esta experiencia, junto con muchos otros recursos adquiridos posteriormente, me hacen poder decir que dispongo de muchos mecanismos para ayudar a la gente que se encuentra en estos supuestos (la mayoría, por desgracia).

Así que, con esto, ya os estoy diciendo que no soy nada talibán. No dejaré de deciros las cosas que le hacen daño a vuestro cuerpo. Pero no dejaré de estar a vuestro lado para ayudaros a salir adelante. Los que me conocéis bien, ya sabéis lo que me cuesta no poder solucionar del todo las afecciones de mis pacientes. Pero, en un necesario ejercicio de humildad, tengo que reconocer que, si yo estuve 30 años sin "dejarme curar" porque el ritmo de vida que llevaba no me lo permitía y no sabía cómo parar ese ritmo de vida, no puedo exigir a los demás lo que yo no fui capaz de hacer.

Resulta que esta vía es apasionante. Estoy trabajando casos, con un resultado espectacular, en que los pacientes no abandonan su estilo de vida pero podemos reducir en gran medida los efectos de esta situación.

¿Os habeis preguntado donde van a parar todos los medicamentos que habeis tomado?. Los médicos tampoco están preparados para depurar vuestro cuerpo (por suerte, hay excepciones) y algunos no miran ni los prospectos de los medicamentos que os dan. Reciben muchas presiones, su reciclaje lo hacen los formadores / visitadores de las empresas farmacéuticas y han pasado de ser miembros muy respetados de la comunidad a estar bajo el punto de mira de la sociedad. Y eso tampoco es justo.

Pero, el último eslabón de la cadena, los pacientes, son los que pagan la mayor parte de consecuencias. La medicina es un desastre tratando casos crónicos (lo dicen los propios médicos). Lo único que pueden hacer los médicos cuando un paciente crónico dice que los fármacos ya no le hacen efecto es subir la dosis o pasar a otro medicamento.

Pues bien, el trabajo con pacientes polimedicados durante mucho tiempo está resultando espectacular. La limpieza de los medicamentos que se acumulan en el cuerpo, ayuda a que se encuentren mejor, a reducir las dosis de medicamentos (de acuerdo con su médico) y a que estos vuelvan a ser eficaces. Todas estas depuraciones las hacemos sin alterar el ritmo de vida de los pacientes. Y, como ya os dije que la terapia naturista bien hecha funciona rápido, os puedo decir que con pacientes medicados desde hace más de 30 años, estamos empezando a obtener buenos resultados a los 10-15 días de tratamiento.

Claro que yo preferiría poder hacer un tratamiento naturista completo que les cambiara la vida. Pero hasta que esto no sea posible, les acompaño para que tengan la mejor vida posible. Y es un gran reto. Porque debemos hacerlo respetando sus obligaciones y sin que les haga un agujero en el bolsillo. Y variando la forma en que lo hacemos, evolucionando con el paciente y evitando que su cuerpo se vuelva a estancar.

viernes, 8 de mayo de 2015

Cosas de la vida

Realmente, la vida es una caja de sorpresas. Algunos me conocéis de una larga etapa de mi vida dedicada a la informática. Quizás, otros solo me conozcais por amistad o vecindad de Sant Cugat o Valldoreix. Lo seguro es que pocos me conocéis por mi faceta actual: terapeuta naturista.

Sí, ya sé que el nombre oficial es naturópata. Pero no me gusta nada. Porque implica ir contra la enfermedad.

Y no es solo porque sea una mala traducción de lo que en realidad habría que llamar naturoterapeuta. Sino porque señala a una práctica que no es la fundamental en mi vocación. Aunque esta postura clara no implica que no respete otras visiones y otros enfoques, tanto de otros terapeutas, como de los médicos alópatas.

Al igual que el médico alópata (el normal, para entendernos), el naturópata se enfrenta a la enfermedad. Y eso, que en alguna ocasión practicaré, solo cuando la urgencia no me permita otra alternativa, no es la via naturista.

La via naturista no es pelearse con la enfermedad. Curiosamente, en el lenguaje del cuerpo, se reproduce la misma máxima que en la psique. Si quieres solucionar un problema, deja de hablar de él. Mientras hables de él, le darás vida. Y, mientras lo combatas, te estarás enfrentando a tu cuerpo.

La madre Teresa de Calcuta hizo famosa esta posición cuando, a preguntas de periodistas extrañados porque no asistia nunca a manifestaciones contra la guerra, les dijo que, cuando la invitasen a manifestaciones a favor de la paz, iria encantada.

La via naturista es la que he mamado desde pequeño. Mi padre nos llevaba a todos desde críos a un médico naturista (que era nuestro médico de cabecera). En mi casa, la mayoria de los libros eran naturistas. Lo que pasa es que yo, al contrario de la mayor parte de naturistas, tenia una salud de hierro, favorecida por los consejos de los naturistas. Pero, a pesar del interés que siempre he tenido por esta disciplina y la cantidad de libros y artículos que he llegado a leer, porque también era y es mi hobby, nunca fui un ferviente seguidor.

Y el porqué lo he descubierto cuando me he puesto a estudiarlo seriamente. Y también porque mi maestro principal me ha conectado con todas aquellas cosas que yo había leído desde pequeño. El naturismo no se puede practicar al estilo naturopatia: a tal síntoma, tal remedio. El naturismo no responde al síntoma, que no es más que un mensaje del cuerpo para mostrarnos que estamos cometiendo errores. Atacar al síntoma es lo mismo que, cuando el cuadro de emergencias del coche señala una avería, desconectar el cuadro de alertas. Eso no hace mas que obligar al cuerpo a explotar por otro lado Y eso es aún peor. Os doy un ejemplo de la vida real. En ciertas situaciones, el cuerpo necesita la expectoración para expulsar cosas perjudiciales. Y nosotros, una vez identificada la enfermedad, lo que hemos de hacer es ayudar al cuerpo. Nuestro cuerpo, la naturaleza, es muy sabia. Y nosotros actuamos como si fuéramos mas listos. Y le damos codeína (en la mayor parte de jarabes) para desconectar el reflejo de la tos del Sistema Nervioso Central. Y el paciente, contento. Y no debería estarlo. Porque hemos desconectado el cuadro de mandos que nos avisa del peligro.

El naturismo, en cambio, al estilo de lo que defiende el famoso libro "El Mono desnudo", trabaja a partir de lo que es la función natural de nuestro cuerpo y busca, a partir del conocimiento profundo de como funciona, restaurar las funciones del cuerpo a su funcionamento normal.

Puede parecer una sutileza, pero es absolutamente fundamental. Un ejemplo facil. No basta con conocer aquella planta que puede solucionar tal o cual afección. Se ha de saber cómo darla (en qué formulación, posología, ritmo, ...), cuándo darla, ... Al cuerpo no lo podemos manejar al ritmo "nuevas tecnologías". Hemos de saber tratarlo. Por no mencionar que hay que tener una buena formación médica para saber las contraindicaciones, el tiempo que se puede tomar, ... La gente que cree que, por ejemplo, una manzanilla después de comer le va bien para hacer una buena digestión, os puede decir con el tiempo "suerte de la manzanilla y, aún y así, no acabo de funcionar bien". Pues es posible que la que esté provocando el dolor de barriga sea la misma manzanilla. ¿Sorprendidos ?.

Mi filosofia naturista usa las terapias naturales "típicas" y muchas otras (sobre todo, inspección y exploración) heredadas de los médicos que, desgraciadamente y en su mayoría, ya no las usan. Muchos médicos de hoy en día, con la honrosa excepción de algunos médicos de "cabecera" a los que admiro, se han olvidado de conocer, escuchar y auscultar a los enfermos. Solo confían en las "máquinas", los análisis y la tecnología. Se han convertido en especialistas de un palmo del cuerpo. Y si ya se pierde la perspectiva cuando no miras el funcionamiento del cuerpo, imaginad cuando además te especializas en un área restringida. Pues bien, mi vocación es la de ser un terapeuta naturista de cabecera que, a partir del conocimiento profundo de la fisiologia de sus pacientes, les pueda acompañar en su recorrido vital.

Sí. Habéis leído bien. Fisiologia de sus pacientes. Cada paciente es único. Y no solo porque alguno pueda tener un solo riñón y algun otro tener tres. Es mas sencillo. Todos somos únicos. Los síntomas no garantizan una enfermedad y, por tanto, han de ser solo una ayuda.. Hemos de mirar cómo funciona la fisiología del paciente. Por eso, no hagais caso a los gurús que, sin haberos visitado a conciencia, generalizan y pontifican sobre síntomas o enfermedades. Siempre que alguien diga eso, ponedlo en duda. Y si el mensaje dice que no vais a salir de esta, aún menos. El naturismo escuchará lo que vuestro cuerpo tiene que decir y lo acompañará en su via hacia la curación. Y no hay dos vías iguales, porque todos somos diferentes. Así que no os extrañe que lo que podais leer en una web de plantas curativas a vosotros no os cure. Os estais fijando en los síntomas. Y no en qué los ha provocado.

Ya aviso que yo funciono en visitas largas. Que no quiere decir caras. Y que no me gusta entretener al paciente, sino curarlo al ritmo más rápido que nos permita el cuerpo del paciente (y el ritmo y la voluntad del paciente). El naturismo bien hecho, cura mucho mas rápido de lo que os podais imaginar. ¿Y qué cura ?. De todo. Cualquier enfermedad, desde la perspectiva del naturismo, se puede tratar. La medicina oficial nos plantea como complicadísimas la mayor parte de enfermedades crónicas. Y, desde el punto de vista naturista, tiene una perspectiva absolutamente diferente. Si queréis entender por qué algunas funciones fisiológicas básicas no funcionan bien (impotencia, esterilidad, ciclos menstruales, hormonas, tiroides, ...), no encontraréis la respuesta en los libros de medicina. Antes la encontraréis en "El Mono desnudo", que se acerca más a las funciones de nuestro cuerpo que muchos tratados de medicina modernos.

El respeto al cuerpo y a su sabiduría es fundamental. Decir que, en el cáncer, el cuerpo se equivoca es erróneo. Nos está intentando salvar la vida. Decir que en una enfermedad autoinmune el cuerpo se equivoca es erróneo. Si, por ejemplo, hemos pasado meses y años maltratando a nuestro sistema digestivo, el cuerpo habrá emitido señales desesperadas durante mucho tiempo. Cuando el intestino ha llegado a inflamaciones enormes y constantes, el mal aliento se acaba convirtiendo en olor a "rata muerta" (perdonad la expresión), porque en lugar de fermentación se produce putrefacción. Con subproductos como la cadaverina (que con el nombre ya canta), nos anuncia un futuro intestino permeable. Como su nombre indica, este intestino deja pasar "cosas gordas" que no deberían llegar a nuestra sangre. Y si esta cosa gorda, de manera constante, es una proteína obtenida al alimentarnos de animales muy similares a nosotros y que no ha sido descompuesta correctamente en aminoácidos, el cuerpo acabará marcando esta proteína, que es igual que alguna de las nuestras, como un enemigo que entra en nuestra sangre. Y allá donde encuentre esta proteína (en nuestro cuerpo) la atacará. ¿Qué ha hecho nuestro cuerpo?. Salvarnos la vida. Porque la entrada de estas proteínas lo pone en peligro. La "culpa" de esta enfermedad autoinmune es nuestra. Porque no hemos escuchado a nuestro cuerpo. Y le hemos tapado la boca con medicamentos. Hasta que explota.

Piensa que la satisfacción que se siente cuando ayudas a que una persona se cure, no se puede explicar con palabras. Pues ahora imagina lo que siento cuando ayudo a que una persona se cure sin haber perjudicado a su cuerpo, sino con la ayuda del mismo cuerpo. Y es que el naturismo consiste en hablar el lenguaje del cuerpo. Y a su ritmo.

En este blog os mostraré aspectos de mi oficio que os puedan ayudar a vivir mejor. Disculpadme que no lo haga interactivo. Pero es que este trabajo no admite demasiadas generalizaciones y responder a dudas de personas particulares en un medio público no me parece adecuado. Prefiero que me envíen un mail o me llamen. Aunque nunca os podré dar una respuesta demasiado concreta. Para eso os he de ver.

Ya os lo anticipo: a pesar de haber vivido de la tecnología durante mucho tiempo, esto no hace que la quiera hacer demasiado presente en mi vida.

Sí, ya lo habéis adivinado. No va al ritmo de nuestro cuerpo, no ayuda a calmarnos, sino a excitarnos. Claro que no todo es malo. Pero le tenemos que poner freno. Porque, como podríais leer en "El Mono desnudo", seguimos siendo un animal que necesita a su tribu para sentirse seguro. Podemos hacernos los duros, los modernos, pero el instrumento más fuerte de relación que tenemos, el abrazo, cura mucho más de lo que los fanáticos de las redes sociales puedan llegar a imaginar.