miércoles, 26 de octubre de 2016

De por qué la obesidad no es una enfermedad (nos pasa porque engañamos al cuerpo) y el estrés nos lleva al cáncer.

Una parte de lo que os quiero contar ya ha sido "olfateado" por algunos investigadores (no ligados a la medicina, sino a la evolución del hombre), pero no lo han terminado de concretar. Yo lo intentaré. Y tratando de no agobiaros con demasiados cientifismos.

La primera cuestión es determinante. Si alguien os empieza a hablar de calorías, miau. Hay calorías de muy diversos tipos. Y no tienen nada que ver unas con otras en cómo suman al resultado final.

Como dato adicional, vaya por delante que siempre uso el término glucosa como subproducto de los azúcares, aunque, a veces, le debería llamar fructosa. Pero no lo hago para evitar confusiones con la fructosa de la fruta. La confusión que se ha creado es enorme. La fibra de la fruta (insisto siempre: entera, madura y de la época que toca en el lugar donde vives), aparte de ser probiótica, evita que la fruta se comporte como un glúcido "normal" (y no activa la insulina). Volvemos a las tonterías de siempre, originadas porque los "investigadores farmacéuticos" descomponen moléculas en lugar de analizar alimentos enteros. En resumen: la fructosa de la fruta no tiene nada que ver con la fructosa de los procesos de la glucosa, ni mucho menos con el famoso JMAF ( "jarabe de maíz alto en fructosa") y derivados con nombres cada vez más variados para que pasen disimulados .

Aprovecho para mencionar que, si hablamos de adelgazamiento, quizás habrá que "arrinconar" (según las personas) un poco ciertas frutas con contenidos muy altos en azúcares en relación a la fibra y el agua que aportan. Lo podeis deducir bastante fácilmente. Por ejemplo, la uva aporta mucho dulzor con poca fibra y poca agua. La sandía, en cambio, es dulce pero pesa mucho por su alto contenido en fibra y agua. Cuando hablo de fruta no incluyo ni los zumos, ni la fruta desecada, que se comportan como glúcidos. En el primer caso, no hay fibra y en el segundo no hay agua.

En el artículo anterior os hablaba del mecanismo "normal" de obtención de energía, que consiste en que las mitocondrias la obtienen (directa o indirectamente) de las grasas (y el oxígeno). Sin embargo, un mecanismo muy habitual es que utilicen glucógeno. Que viene a ser como un estadio intermedio entre la glucosa y la grasa que se genera en el hígado. Y que se almacena en el hígado y, sobre todo, en los músculos. El glucógeno se puede descomponer muy fácilmente en glucosa (y, mucho más, si entra en acción la adrenalina que se activa con el estrés) y es por eso que constituye la "energía de acción inmediata" del cuerpo. No repetiré aquí los mecanismos por los que el estrés "anormal" (el que no termina con un gasto energético importante) acaba depositando la glucosa (que era para una supuesta "acción inmediata") en la parte abdominal en forma de grasa. Pero sí os mencionaré, sin extenderme, un mecanismo físico por el que las enfermedades (y el cáncer, en particular) tienen tanto que ver con el estrés. El estrés agota el oxígeno y, en circunstancias de estrés, toda la energía que se pueda lograr es poca. Si el estrés no desemboca en "acción inmediata" (sino en nervios y angustia), la glucosa que ha entrado en el citoplasma de la célula no se utiliza. Y la única manera de "quemarla" en el citoplasma es con el mecanismo de la célula cancerígena (sin oxígeno).

En el mecanismo "normal", el glucógeno que se genera en el hígado sirve para dar energía al cuerpo durante 6-8 horas. Pasadas estas horas, si no llega más energía, el cuerpo activará la extracción de grasas del cuerpo para obtener energía. Os ahorro la mayor parte de la explicación y nombres científicos implicados en el proceso. El caso es que el comportamiento "normal" es el que había tenido el hombre durante varios millones de años.

Cuando entiendes este mecanismo, se ve claro que, cuando hay un ayuno o no se comen carbohidratos, el cuerpo entra en cetosis. Significa que se pone a consumir las grasas acumuladas. Y esto lo entenderéis mejor si os cuento las "situaciones alimentarias" del hombre "normal" (no actual).

El hombre comía varias veces al día, en pocas cantidades, y de forma variada (siempre que podía). No demasiado a menudo, comía alimentos que utilizaran la insulina (carbohidratos que no eran fruta). Pero, cuando lo hacía en cantidades pequeñas, porque necesitaba energía inmediata, generaba el glucógeno de "consumo inmediato" en el hígado y los músculos. Es decir, la alimentación normal del hombre consistía en fruta y verdura. En proporción, le daban mucha energía, pero "pacífica". No es casualidad que el hígado sea el órgano de generación de energía y a la vez el órgano ligado a la agresividad. Comer un "puñadito" de carbohidratos significaba: poco peso de alimento en el estómago (que facilitaba el movimiento), pero mucha energía de acción inmediata en el hígado y los músculos. Ideal para ir a cazar o huir de los depredadores.

Pero, ¿qué pasaba cuando comía muchos carbohidratos?. Es decir, grandes cantidades de semillas-cereales o miel o frutas secas o hidromiel, ... Pues que el cuerpo, sobre todo porque le provocaba un periodo de poca actividad física, interpretaba que se acercaba un periodo de carencias o hibernación y se dedicaba a generar grasa. De carbohidratos a triglicéridos y de estos a grasa en el hígado (traducido: hígado graso). Y esto provocaba una ralentización del cuerpo, ideal para la hibernación. [No es necesario que penseis en la hibernación que hace un oso, pero pensad que la última época glacial ocurrió hace 12.000 años y que los hombres la pasaban abrigados en las cuevas].

Lo vuelvo a explicar desde otro ángulo. Consumir carbohidratos (pocos) da un "chute" en el cuerpo (ideal para energía de uso inmediato). Consumir muchos carbohidratos genera un agotamiento en el cuerpo. Porque su digestión es difícil. Pero, a cambio, nos da una alta concentración de energía que dura mucho.

¡Oh, sorpresa !. El hígado graso es un mecanismo habitual del cuerpo que se genera cuando comes muchos más alimentos altamente energéticos de lo normal. Por que el cuerpo deduce que no necesitarás tanta energía de acción inmediata y porque la propia digestión de estos alimentos agota mucho al cuerpo. Dicho de otro modo. Un hombre que necesitaba un alto gasto de energía para perseguir una presa, se dedicaría a ir comiendo durante el día "puñaditos" de alimentos de alta energía. En lugar de durarle de 6 a 8 horas, en situaciones de alto consumo quizás le duraban 4. Pero, la digestión de los "puñaditos" (gracias a la acción de la insulina) tampoco era un drama. Daban energía, pero no inducían a la "modorra", sino a la acción.

En cambio, comer muchos carbohidratos en una sola comida, se convierte en una digestión lenta y difícil. Por que el cuerpo no puede generar tanta insulina. Y, entonces, el proceso digestivo da lugar a un volumen de grasas muy alto. Y no pasaría nada si, a continuación, hacemos un ayuno largo. Porque, de forma natural, las grasas se irían convirtiendo (muy poco a poco, eso sí) en energía.

Lo que pasa es que hacemos comidas de este tipo un día sí y otro también. Y el cuerpo lo único que hace es obedecer a sus mecanismos ancestrales. Cualquier animal (ya no digo racional, sino con los instintos naturales activados) evitaría hacer estas comidas tan copiosas y amodorrantes, excepto en la protección de su madriguera y en previsión de no tener que salir en mucho tiempo (hibernación o ayuno similar ). Y la explicación es de lógica natural. Un animal limitado en su movilidad, no sobrevive en la naturaleza. Pensad que tener el hígado graso, por mucho que sea un mecanismo natural, invalida al hígado para actividades de alta energía inmediata. El hígado es el órgano de la energía por excelencia. Pero el mecanismo del hígado graso está previsto que descomponga la grasa en energía poco a poco y durante un largo periodo. No para su consumo inmediato y de golpe.

Hay una norma muy sencilla (y lógica) que os ayudará a entender a vuestro cuerpo. Una comida de fruta o verdura cruda (sin hacer muchas mezclas) se digiere en menos de una hora. Una comida de muy poca cantidad de semillas-cereales en una hora. Una comida de gran cantidad de alimento mezclado, 5-6 horas. Todo lo que tarda mucho en digerirse o bien acaba generando tóxicos o bien acaba depositándose de forma "profunda" en nuestro cuerpo. Y cuesta mucho gastarlo.

Más ejemplos. Tened en cuenta que, en la sabana africana, los únicos que se pegan unas comilonas inmensas en cuanto tienen una presa son los leones. Por que nadie se atreve a atacarlos, aunque se queden amodorrados durante días. En cambio, los leopardos van comiendo la presa en varias sentadas y la suben a los árboles o la esconden. Necesitan agilidad para escapar de los depredadores que les podrían atacar si tuvieran la movilidad reducida. Lógica de la naturaleza.

Pero volvamos a nuestras digestiones. La razón de que no convengan digestiones de comida mezclada es muy simple: el cuerpo no usa ni las mismas enzimas, ni el mismo grado de acidez estomacal, ni el mismo tiempo de digestión, para cada tipo de comida. Y el problema añadido es que mezclarlos genera "monstruos".

Quiero decir que activar la insulina con los cereales hará que esta quiera descomponer también los carbohidratos presentes en la verdura que, en condiciones normales y por sí sola, no la hubiera activado. Y que la fruta o la verdura crudas, que por sí solas se hubieran digerido en poco menos de una hora, estén fermentando de forma anormal durante horas. O que la carne, que debería pasar rápidamente, acabe generando tóxicos durante la difícil digestión.

Mención aparte merece la distinción entre los cereales-semillas de origen natural (integrales), que llevan incluida su cascarilla de fibra natural, que provoca que sean glúcidos de asimilación lenta, respecto a cualquier tipo de engendro refinado o mezclado con fibras o enriquecido o vitaminado. Estos engendros son lo mismo que nos hacen con los medicamentos: alimentos descompuestos y refinados antinaturalmente que el cuerpo no sabe cómo tratar.

Una vez explicado todo esto, lo podría ampliar y profundizar. Pero creo que ya es suficiente. Por que también deberíamos tener presente el gasto energético de cada persona y su metabolismo.

Y, hablando de metabolismos, os contaré un "chisme" de las empresas farmacéuticas. Sus investigaciones "punteras" y recientes consisten en extraer moléculas de alimentos naturales para convertirlas en medicamentos. Pero también se han dedicado a investigar la diversidad de bacterias de la microbiota intestinal de diversos grupos humanos. Y han descubierto que, en el mundo occidental, hemos perdido algunas bacterias "comegrasas" que todavía están presentes en África. Por ello, están rebuscando en los charcos africanos para reincorporarlas (como "medicamentos", está claro) a nuestros cuerpos.

Creo que ya os había explicado que, hace pocos años, la OMS publicó un estudio sobre las alergias en el mundo "civilizado". El lugar donde la incidencia era un 98% menor que en el resto eran las favelas de Río de Janeiro. Traducido: allí donde los niños todavía comen arena y se rebozan con barro, el sistema inmunitario se refuerza. Allí donde los llevamos entre algodones, se vuelven flojos y enfermizos. Como siempre, debemos ser conscientes del precio que estamos pagando por esta vida antinatural.

¿Cuántas enfermedades, cuántos muertos, cuántas selvas, cuántos animales desaparecidos, cuánta diversidad destruida hace falta para que reaccionemos?

lunes, 24 de octubre de 2016

Cáncer, diabetes, obesidad ... A los científicos les cuesta aceptar la verdad.

Parece que la simplicidad es una herramienta que cuesta usar en los laboratorios de investigación. Y me reafirma que, aunque se está "redescubriendo" la aportación de Otto Warburg respecto al mecanismo de las enfermedades (y el cáncer en especial), siguen buscando "los tres pies al gato".

Cada vez más científicos se dan cuenta del gran error de haberse centrado en la genética y olvidado a Otto Warburg. Casi todos reconocen hoy que hay que reducir la glucosa para acabar con el cáncer. Y que el cáncer no lo causan los defectos genéticos. Es al revés.

Otto Warburg, premio Nobel en 1931 por el descubrimiento del mecanismo del cáncer, ha sido olvidado durante muchos años. A pesar de ser considerado el mejor químico del siglo XX. Pero, la verdad es tozuda y poco a poco más científicos se le están acercando. Os recordaré que Otto Warburg decía entre otras cosas:
- En un cuerpo oxigenado y no acidificado, no hay enfermedad
- Las células cancerosas consumen más glucosa para obtener energía. Y lo hacen de forma anaeróbica (sin aire) en el citoplasma (y no en la mitocondria). Son mucho menos eficientes que las células sanas en la obtención de energía (modernamente, se ha calculado que 32 veces menos, lo que explica la falta de energía de los enfermos de cáncer). Y son mucho menos eficientes porque casi no usan las mitocondrias, que son los organismos que dentro de cada célula se encargan de generar energía para el cuerpo.
- La mitocondria es la única que obtiene energía a partir de la grasa buena acumulada. Si esta grasa ha sido formada en su mayor parte a partir de la glucosa, ya no es tan buena. Aparte de haber costado enormes esfuerzos al cuerpo (sobre todo, al hígado) en su conversión. Cualquier régimen alimenticio que no ponga en marcha las mitocondrias, no podrá eliminar grasas acumuladas.

Obtener energía a partir de los carbohidratos que no sean fruta, debe ser una excepción para los humanos. La causa fundamental para las enfermedades metabólicas, y casi todas las crónicas, son las mentiras en la alimentación que nos han metido en la cabeza los que hacen negocio con las vidas de la gente. Supongo que muchos no sabéis que, hace más de 50 años en USA, se generó la gran mentira de nuestros tiempos que consiste en decir que los carbohidratos (azúcares) son buenos y las grasas son malas. Esta mentira la propiciaron las grandes empresas azucareras que pagaron estudios de expertos de Harvard y otros para hacer creer a la población que debían evitar las grasas y consumir azúcares. Y esto es la gran causa de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

No quiero decir que todas las grasas sean buenas. Ni mucho menos. Todo lo que no provenga de una fuente natural, es pernicioso. La mantequilla (o la carne o la grasa) obtenida de vacas que se alimentan con pasto es muy buena. Las otras, no. Grasas saludables son las del pescado azul (que no sea de piscifactoría), las del aguacate, las aceitunas y el aceite de oliva, las de los frutos secos. Y se debe privilegiar el omega-3 y reducir mucho el omega-6. Aunque os planteeis eliminar el omega-6 de vuestra dieta, está presente en tantos lugares que, como mucho, conseguiríais acercarlo al nivel 1:1 con el omega-3 (que es el equilibrio que deberíais buscar).

Respecto a la proteína, toda debería provenir de animales criados a "la antigua" (mejores que los ecológicos). Lo mismo puede decirse de los huevos, que deberían ser de gallinas que corran al aire libre. Y, mejor aún, que no comieran tanto grano como comen hoy en día. Además, estos alimentos son los que realmente contienen vitamina B12 (aparte de la levadura de cerveza natural obtenida como subproducto de las fábricas de cerveza). No olvidéis la proteína de las legumbres que, comidas en cantidad adecuada, son perfectas para el cuerpo y no generan subproductos como los de la proteína animal.

Como ya sé que muchos pensaréis que consumir estos productos naturales cuesta mucho dinero, os recordaré que de proteínas necesitamos muy pocas. Porque se reaprovechan.

Como os he contado más de una vez, sólo hay que devolver el cuerpo a la alimentación y hábitos higiénicos correctos (que incluye deshacerse, progresivamente, de los medicamentos y del estrés) para recuperar la salud y deshacerse de cualquier enfermedad (cáncer, diabetes, obesidad, ...) le pongan el nombre que le pongan los estamentos médicos.

Recordad que hay un caso en el que no se debe abandonar el medicamento progresivamente. Se debe abandonar inmediatamente. Son las estatinas. No sirven para nada bueno. El colesterol lo genera en un 85% el propio cuerpo y si lo crea es porque lo necesita. Cuando hay demasiado colesterol es porque comemos un exceso de proteínas o malas proteínas o proteínas demasiado quemadas (tipo barbacoa). En todos los casos, se crean tóxicos peligrosos que el cuerpo intenta "atrapar" con el colesterol. Otros tóxicos peligrosos son los medicamentos. Sin olvidar que el colesterol es la base para crear la vitamina D (con la ayuda del sol) y la "masilla" que repara las lesiones de las arterias "quemadas" por el estrés y que la falta de vitamina C no ha podido proteger. Sin vitamina D, entre otras cosas, el calcio para los huesos no llega.

Encima, las estatinas están matando gente por miles. Y cuando "condenan" a los fabricantes por haber matado gente con una marca, crean otra. Cuando bajaron el nivel de colesterol considerado mínimo para las personas mayores, comenzaron a morir por miles los que estaban sanos. No sé si sois conscientes que, desde hace 12 años, se sabe que el tribunal médico que decidió bajar los niveles en USA estaba pagado por las farmacéuticas. Está demostrado. Y no ha pasado nada. Y no es fácil que seáis conscientes de eso porque los medios de masas cobran por no explicar cosas como éstas. Por ejemplo, que cada vez hay más cardiólogos prestigiosos que reconocen que el colesterol no es el responsable de las enfermedades cardíacas. Pero, las estatinas sí. Y hay sospechas de que son responsables, indirectos, de muchos casos de diabetes.

Y he vuelto a sacar el tema de las estatinas porque el mecanismo de funcionamiento que tienen es absolutamente perverso:
- Cortan la vía de creación del colesterol y a la vez el de la coenzima CoQ10 elemento natural imprescindible para la energía de las mitocondrias y el ATP (la energía del cuerpo, en resumen). Esto es reconocido incluso por los fabricantes de estatinas que, en algunos casos, añaden CoQ10 a sus medicamentos (aunque no compensa el mal de las estatinas).
- La CoQ10, imprescindible para la energía del cuerpo, es decisiva en el funcionamiento del corazón, órgano "eléctrico" por excelencia. O sea que las estatinas sí que causan enfermedades cardíacas.

Repito, como siempre, que cada cuerpo funciona de manera diferente pero sí hay unas premisas que casi siempre se cumplen:
- Los azúcares o carbohidratos deben reducirse al mínimo. Excepto los de las frutas, que se han de consumir muchas. Excepciones: trabajadores con enorme desgaste físico.
- Nuestro cuerpo (excepto en casos de estrés, ansiedad, angustia) es perfectamente capaz de gestionar periodos de poca comida con periodos de mucha comida, siempre que estén equilibrados con ejercicio físico.
- Los zumos de fruta (al revés que la fruta entera y madura) sí que causan la acción de la insulina y se ha de reducir (o eliminar) el consumo, al igual que el resto de carbohidratos. La insulina en el hombre siempre fue un mecanismo para alimentos minoritarios o excepcionales, nunca para ser usado cada día y tan intensamente como dicen las pirámides alimentarias en el ¡¡65% !! de nuestro consumo diario.
- Hasta que no se van desmontando los malos hábitos alimenticios e higiénicos, el cuerpo no se empieza a recuperar. Es entonces cuando el paciente se da cuenta de que "le han estado vendiendo la moto" durante muchos años. Que su cuerpo no se ha equivocado nunca. Que no es imperfecto. Que no se le había de atacar con medicamentos para que volviera a "funcionar bien".Que los que funcionábamos mal éramos nosotros (nuestro "coco" y nuestros actos) y la medicina oficial.
- Sólo se deben tomar como suplementos aquellos elementos imprescindibles y que no se pueden obtener de otra manera. Tomar ciertos suplementos de vitaminas y minerales sin control puede ser peligroso.

Cuidado, porque los que investigan que hay que reducir la glucosa para acabar con el cáncer, se empeñan en usar cosas como la metformina (medicamento contra la diabetes) para bajar la glucosa. O sea, siempre usar medicamentos. En lugar de cambiar de hábitos. Recordad quién financia las investigaciones.

Si os decidís a hacer caso a lo que vuestro cuerpo os ha estado diciendo, os estaré esperando. Porque si hace años que seguís lo que dice la medicina oficial (que interpreta fatal lo que dice vuestro cuerpo) o vuestra "pereza" para cambiar vuestro estilo de vida y no os ha funcionado muy bien, quizá que hagáis otra cosa .

Eso sí. Que nadie se confunda. Quizá haga servir, al principio, herramientas (naturales) un poco más potentes para ayudaros en el proceso de recuperación. Pero es vuestro cuerpo el que debe hacerse cargo de hacer lo necesario. Mi trabajo es orientaros en la recuperación de la salud y el vuestro retirar los obstáculos para que sea vuestro cuerpo el que se cure. Como siempre debería ser.

Ya que hablamos de cáncer, es importante que dejeis de tener miedo a tomar el sol. Resulta que los auténticos cánceres de piel, los melanomas, son una minoría y se dan en muy pocos casos (la inmensa mayoría de los casos no son melanomas). Y resulta que estos pocos casos corresponden a gente que no toman habitualmente el sol y lo toman muy pocas veces y muchas horas de golpe. En resumen, no afectan a la gente que tiene costumbre de tomar el sol, ni a los que lo toman progresivamente y con moderación, sino a los que lo toman en pocas ocasiones y muchas horas de golpe. Además, los afectados son gente que tienen otras patologías previas, porque sino el sol no les haría daño. Sabíais que el sol transforma los nitritos y nitratos subproductos de las proteínas en óxido nítrico (ON)?. Y sabéis que el ON es imprescindible, entre otras cosas, para relajar las arterias y bajar la tensión ?.

Como de costumbre, esto hace mucho tiempo que se sabe. Pero que la gente tome el sol, imprescindible para la salud, no es negocio. Vender vitamina D como suplemento (en cualquiera de sus formas), sí lo es. Se lo hacen todo ellos. En el mejor de los casos dicen que no se puede tomar el sol más de 10 minutos diarios y que con este tiempo no tenemos suficiente vitamina D ni en los países soleados. Mentira sobre mentira. Tomar el sol de forma adecuada a tu tipo de piel es la solución. Y si no te apetece tomar el sol o parece que no te va bien, es que tu cuerpo no está bien y hay que ayudarle a mejorar. Porque no tomar el sol sí causa enfermedades graves.

Los que se inventaron las cremas de "protección" solar han hecho un gran negocio. Pero, como siempre, cada vez es más flagrante que la pifiaron. Las cremas bloquean las partes del espectro solar que son beneficiosas y permiten las perniciosas. Una vez más, lo que no es natural no funciona.

martes, 4 de octubre de 2016

El origen de las enfermedades

Alguna vez os he puesto el ejemplo de cuántas pueden ser las causas que pueden producir un síntoma. Por ejemplo, la bronquitis (el síntoma es la inflamación de los bronquios). Y quiero que entendáis que esto es aplicable a todos los síntomas y todas las "enfermedades".

Cuando os digo que yo investigo a fondo cada caso de mis pacientes y siempre estoy pensando en ellos, no os estoy "vendiendo" mi trabajo. Os lo describo. Porque no quiero que nadie se confunda.

Entiendo que la gente está acostumbrada a que, como los médicos en cuanto ven unos síntomas o unos análisis, haya una reacción "automática". Y se produzca el diagnóstico y la receta. Y lo mismo esperan de los naturópatas. Pero yo no actúo así. Y os quiero explicar el porqué.

Porque yo me niego por sistema a tener perfectamente preparados los regímenes alimenticios, recetas de suplementos o consejos higiénicos con los que podré resolver rápidamente sus dudas y "parecer" que controlo perfectamente lo que hago y lo que pasa. Necesito estudiar cada caso con mucha atención.

Aunque en una primera visita ya os pueda dar algo que os irá bien, necesito, como mínimo, analizar vuestro caso tranquilamente a posteriori. Y, como consecuencia, os llamaré después para ampliar información al respecto de algunas cosas. Ya sé que esto entra en contradicción con lo que hace la mayor parte de gente (que busca, legítimamente, no tener que dedicar tantas horas).Pero es que yo trabajo en la salud de las personas por vocación y, mucho más que la componente económica, me pesa mi conciencia.

El porqué actúo así tiene una explicación "técnica". En mi pasado como informático, quizás el trabajo más "detectivesco" fue el de técnico de sistemas. Una de mis misiones era encontrar los problemas que nadie más encontraba, incluso la gente más experimentada. Y, para hacer bien este trabajo, no me podía fiar de las impresiones, ni consejos, de la gente que precisamente había sido incapaz de encontrar el problema. Porque si habían sido incapaces de ver el problema era, probablemente, porque lo habían enfocado mal.

No digo que fueran malos profesionales. Digo que todos nos podemos equivocar. Y el principal error, sobre todo en los momentos de "crisis" cuando todo el mundo exigía respuestas rápidas a los informáticos, era intentar acortar los tiempos saltándose pasos, tratando de evitar tener que mirar los programas completos. Y, en cambio, la solución más rápida siempre es mirarlo todo desde el inicio. Sí, ya sé que esto exige, aparentemente, más tiempo. Pero es la única manera de encontrar dónde residen los problemas.

Os pongo un ejemplo muy sencillo. Siempre os preguntaré si nacisteis de parto natural o por cesárea. Ya sabéis que, en el momento del parto, la criatura recibe una transferencia de la flora vaginal de la madre a su flora intestinal. Y esto tiene una importancia capital en la evolución de su flora durante su vida adulta. Aprovecho para mencionar que esta "comunicación" de flora intestinal a vaginal no es exclusiva en las mujeres en el momento del parto (como parece que cree casi todo el mundo). Una vez más, sólo hay que aplicar la lógica. Si, por ejemplo, la cándida puede emigrar de los intestinos a la boca (provocando el famoso "muguet"), por qué suponemos que la flora no puede emigrar de los intestinos al resto del cuerpo y, sobre todo, a la vagina (que también tiene su flora)?.

Mirarme las cosas desde el inicio, me sirvió para detectar por qué alguien a quien había recetado Claversal un médico de mucho prestigio, tenía mareos. Resulta que era propenso a las infecciones de oído (y el Claversal les provoca vértigo) pero el médico ni pensó en preguntarle por un caso tan poco habitual. Porque sus "enfermedades" conocidas y sus "síntomas" indicaban muchas otras cosas. Ahora imaginad lo que hubiera pasado si los mareos hubieran persistido y hubiera visitado a otros médicos. Viendo el informe emitido por el prestigioso médico (realmente impecable) respecto a las afecciones del sujeto, nadie hubiera imaginado ningún error por parte del médico. Y, tal vez, motivados por la colección de afecciones que tenía, le habrían hecho un TAC para descartar problemas en el cerebro.

También me sirvió para detectar la nefasta influencia de las amalgamas dentales metálicas (las que llaman "de plata"), sobre todo en el caso de coincidencia con acidificación de la saliva (que responde normalmente a la acidificación del cuerpo ), en las inflamaciones crónicas silenciosas de hígado y/o riñones. Desde que lo detecté, pregunto a todo el mundo si tiene amalgamas metálicas y hago la prueba de pH de la saliva con una sencilla tira.

Para los que no lo saben, las amalgamas metálicas se hacían (y se hacen) con materiales no tan nobles como el zirconio de hoy en día que, al menos en lo que se sabe hasta la fecha, no presenta problemas fisiológicos. Uno de los materiales más comunes en las amalgamas es el mercurio. O sea que, si estás preocupado por el mercurio que hay en los peces, mejor que te asegures que no tienes amalgamas en los dientes que representan un problema fisiológico de primer orden. Si has oído que las infecciones en la boca son especialmente problemáticas para el corazón y el cerebro (y también para la flora y permeabilidad intestinal), imagína lo que es convivir muchos años con mercurio en la boca [los metales pesados son los tóxicos más peligrosos].Que, además, propicia las infecciones. Y por qué?. Pues porque el cuerpo no actúa con tanta "fuerza" contra las infecciones en un lugar donde hay presente un tóxico que le puede hacer daño, porque se arriesga a expandirlo (aún más) en el resto del cuerpo. También se puede decir que allí donde se colocan amalgamas había previamente una infección (caries, periodontitis, ...) que hacía la zona más vulnerable. También estoy de acuerdo.

Como os mencionaba antes, una de las cosas más desconocidas es la nefasta influencia que las infecciones en la boca tienen para la flora intestinal y en la permeabilidad intestinal. De hecho, la repetición constante de infecciones en la boca traslada la mala flora bucal (tragamos cada día 1-1,5 litros de saliva) a la intestinal y puede acabar con enfermedades crónicas del intestino. Y, a veces, el origen son las amalgamas metálicas. La pega es que la mayor parte de los dentistas no se mojan al respecto. Aunque lo tengan claro, no quieren entrar en colisión con colegas que aún las están usando.

Pues esta manera mía de funcionar, supone que:

1. Aunque no sea médico, ni farmacéutico, me preocupo de mantener continuamente un nivel lo más alto posible de conocimientos en sus materias. Esto me ayuda también a conocer los efectos de los fármacos en las personas y a evitar interferencias no deseadas de los medicamentos con cualquier cosa que yo recete a los pacientes. También me sirve para minimizar los efectos no deseados de los medicamentos en el cuerpo. Cuidado, que las cosas naturales también pueden llegar a ser peligrosas (en función de la dosis) en conjunto con los medicamentos. No quiero decir que, si tomais Sintrom, un exceso de alioli os pueda perjudicar. Quiero decir que, si yo no sé que es un derivado de la familia de las cumarinas, me puedo equivocar recetando alguno de los remedios naturales que las contienen. Me asusta que, en el mundo de las terapias naturales, se confunda la importancia de la parte energética y espiritual (que defiendo fervientemente) con el poco cuidado con la parte científica y la función de los médicos y farmacéuticos.

2. Un terapeuta no le debe retirar nunca un medicamento a un paciente sin el permiso previo del médico / farmacéutico. Mi trabajo es ayudar al paciente a superar la enfermedad y, muy a menudo, los efectos adversos de los medicamentos. Pero, también es cierto que estos medicamentos son a menudo la única alternativa posible para un paciente que no quiere cambiar lo más mínimo su estilo de vida. Un ejemplo de error garrafal es decirle a un paciente de artritis reumatoide que deje de tomar cortisona. En las enfermedades autoinmunes (y cada vez hay más), la cortisona evita la destrucción de los tejidos por parte del sistema inmune (es inmunosupresora).

3. Tengo que revisar los diagnósticos médicos, análisis y prescripciones médicas y farmacéuticas. Pero no sólo para detectar posibles errores. Estos datos me sirven para detectar el mal funcionamiento de los órganos del cuerpo. Aunque yo me baso en muchas otras cosas.Pero no prescindo de ningún dato que pueda ser una ayuda para detectar el origen de los problemas.

4. Necesito preguntar qué terapias naturales ha seguido el paciente. Ya he dicho más de una vez que cada persona es diferente y generalizar puede ser peligroso. Pero como todo el mundo, incluso los que hablan de terapias naturales, generaliza, me encuentro con gente escéptica con las terapias naturales. Y es que los perjuicios o no-funcionamiento de estas terapias van ligadas a menudo a informaciones transmitidas por Internet con poca o nula credibilidad o con errores garrafales, incluso en revistas serias.
Hace semanas, detecté un error muy grave en una receta recomendada por una conocida revista digital. Les envié un email privado pidiéndoles, por favor, que corrigieran rápidamente el problema, para evitar problemas en la piel a quien se preparara la receta. Respondieron una semana más tarde diciendo que avisarían a la redacción. Un mes después, no ha habido ninguna corrección, ni fe de erratas. No puedo creer que prefieran salvaguardar su credibilidad general, antes que reconocer que han cometido un error (cosa muy humana). La pega es que, si lees la letra pequeña al final de sus publicaciones, ya se exculpan previamente de cualquier problema que puedas tener si les haces caso sin hacerte aconsejar por un profesional cualificado. Y, distinguir quien es cualificado, en Internet es imposible. Me harto de leer auténticas barbaridades en terapias naturales (especialmente, en el mundo de los aceites esenciales) y esto da alas a los que acusan a estas terapias de poco rigor científico y seriedad.


Resumiendo. Ya que la mayor parte de pacientes vienen con enfermedades crónicas, necesito recoger muchos datos para adivinar por qué su cuerpo se comporta como lo hace. Hay que saber qué avisos fue dando el cuerpo hasta llegar a los avisos actuales para deducir qué hacer para recuperar su fisiología. Y que lo acabe descubriendo no significa que yo sea mejor que otros. Sólo significa que trabajo más horas para cada paciente (aunque no lo tenga delante).