martes, 20 de octubre de 2015

Datos de interés

- Como he de conocer perfectamente la fisiología del paciente, mis visitas pueden ser largas (la primera, normalmente, dos horas o más). El precio de la visita larga (más de 75 minutos) es de 70 euros e incluye contactos posteriores, por teléfono o mail, para seguimiento y dudas que no precisen de una nueva visita. Las visitas de revisión de tratamiento y estado del paciente (hasta 75 minutos) tienen un precio de 50 euros y las visitas cortas (hasta 25 minutos), para cambiar prescripciones o hacer revisiones menores, de 20 euros.

- El horario de visitas es muy flexible, siempre a horas convenidas. Lo que más me interesa es que vuestro estado de ánimo esté lo más dispuesto posible y por eso prefiero adaptarme a vuestros horarios, siempre que sea posible.

- Para contactar conmigo podéis hacerlo enviando un mail a ll.tordera@gmail.com o llamando por teléfono al 629793298

- El lugar de visita es en mi casa en Valldoreix (el Parque Natural de Collserola comienza frente a casa) en un ambiente de bosque relajado. Para los que tengan miedo de perderse, no me importa iros a recoger (por ejemplo a la estación). Pensad que hemos de pasar mucho rato charlando de muchos aspectos y que en el coche ya empieza la visita desde el primer momento. Para los que os preocupe la distancia, pensad que el tren tarda 25 minutos de la Plaza Cataluña de Barcelona a Valldoreix y que la frecuencia es similar a la del Metro.

- Estoy obligado como terapeuta, del mismo modo que los médicos, a conservar el secreto de todas las materias que trato con mis pacientes (incluso a preservar el anonimato de quienes son mis pacientes).

lunes, 19 de octubre de 2015

¿La salud imposible?

La pastilla. Esto es lo que pedimos. Para cada dolencia. Rápida, eficaz. Esta es la medicina real. Pero no es natural.

Si comprais flores en el garden, las encontraréis lustrosas, impactantes, bonitas. Son reales, pero no naturales. Me he hartado de "desenganchar" flores "yonkis". Flores adictas a los abonos artificiales, que las mantienen "perfectas" (en apariencia).

Vivimos una vida estresada. Pero trabajamos muchas menos horas que nuestros abuelos. Ellos trabajaban muchas horas (como los "pakis" de hoy en día), pero no se estresaban. Trabajaban con bondad, charlaban con los vecinos y compartían muchas vivencias con los amigos. Nosotros nos pasamos el día corriendo para poder llegar a tener ocio de "calidad". Y lo empleamos en conectarnos compulsivamente a las redes sociales, sentarnos en el sofá, exprimir nuestro tiempo "libre" en abarcar el máximo posible de lo que nos llega en forma de mensajes, comentarios, televisión, ... Esta es la realidad de la mayoría de nosotros. Aislamiento. Hace ya bastantes años, se comentaba que el capitalismo nos quería solos, aislados y egoístas. Es más rentable que cada miembro de la pareja viva por separado (los "singles") y así se les pueden vender dos neveras, dos televisores, ... Lo que está claro es que lo han conseguido. Cada vez nos cuesta más mantenernos en pareja, porque tolerar la individualidad del otro se está convirtiendo en misión imposible. En cambio, mantenernos "unidos" por la tecnología, sin sufrir las consecuencias de la convivencia está a la orden del día.

Hoy, tenemos muchos amigos en las redes sociales, pero no cruzamos la calle para charlar con los vecinos. Vivimos aislados, rodeados de gente, buscando maneras de compartir experiencias, pero sin contacto humano. Y olvidamos que somos animales sociales. Esto me recuerda un experimento cruel y que me entristece rememorar. La prueba de que, un simio recién nacido, acababa prefiriendo morir abrazado a un peluche que le recordaba al calor de la madre, que no ir a alimentarse con un biberón artificial.

En las ciudades encontramos árboles que se han acostumbrado a sobrevivir a la contaminación y que ayudan a hacerla más soportable. Nosotros mismos sobrevivimos ahí, aunque a cambio de "desconectar" (hasta el punto de que hemos olvidado hasta qué punto nos afectan) nuestras alarmas, que nos previenen contra las influencias electromagnéticas adversas o el aire contaminado. Mi hija mayor, Mireia, se dedica, entre otras cosas, a evaluar los impactos de este tipo en viviendas y empresas y a corregir sus efectos.

Leemos sobre estas cosas, nos informamos y las olvidamos. Y somos incapaces de recordar el impacto que tienen sobre nuestra vida de cada día. Os pongo un ejemplo de cómo funcionamos: leía, no hace mucho, sobre el impacto que tienen los contaminantes de los vehículos sobre el medio ambiente. Y, en el caso de los diesel, el posible efecto de ciertas partículas sobre las personas. Mi reacción "intelectual" fue de conciencia ecológica. Pero no terminé el circuito mental recordando que yo mismo tengo un vehículo diesel. Fue por un comentario de mi hija pequeña, María, que fui consciente de ello. Ella es muy sensible en aspectos alimentarios, ambientales, ... Quiero decir que es capaz de notar mínimos cambios de sabor en un plato o de calidad del aire. Y ya hace días que me decía que al entrar en el garaje de casa notaba un cierto dolor de cabeza. Y al final caí: necesito llevar el coche a revisión para ajustar la carburación. Está claro que a mí me afecta igual que a ella la calidad del aire que respiro. Sólo que tengo que volver a "reconectar" mis alarmas, para no tener que usar las de María.

Recapitulemos. Vivimos aislados. Nos dan pastillas para cada "enfermedad" (o síntoma). Las medicinas que nos dan son extractos de principios farmacéuticos aislados (y que no respetan nuestra fisiología en conjunto) que perjudican más de lo que arreglan. Nos olvidamos del mal que nos hace vivir en medio de la contaminación (gases, electromagnetismo, corrientes de agua subterránea, ...). Cada vez la gente se especializa más y perdemos la visión de conjunto.

Y eso me lleva a hablar de mi trabajo.

Ya hace años que me dijeron que yo parecía un hombre del Renacimiento. Interesado por muchas disciplinas, para aprender de todo y todos. Al contrario de los superespecializados médicos y terapeutas de hoy en día.

Y ahora veo lo acertado de aquel diagnóstico. A mi consulta llega gente que quiere recuperar la salud. Lo primero que quieren es la pastilla "naturista" para recuperarla. A veces se la doy para apaciguar su ansiedad. Pero les cuento que esta no es la vía correcta. Muchos me preguntan por mi opinión sobre ciertos preparados o terapias que han leído aquí o allá y el porqué a ellos no les funciona. Y es que hemos trasladado a las terapias "naturales" los mismos errores aplicables a las terapias alopáticas: terapias-pastilla para cada síntoma. Mi respuesta a casi todas las preguntas es: depende de la persona.

Y es que cada persona es diferente y cada síntoma, en cada persona, responde a orígenes distintos. Lo primero que hago en la consulta es evaluar el estado del paciente. Y utilizo muchas técnicas médicas que los propios médicos han ido perdiendo. Hoy en día, si le decís a un médico que os duelen los riñones y a veces se os doblan las rodillas, os dirá que es la debilidad. Y os pedirá que os hagais todo tipo de pruebas. Pocos médicos recuerdan que antes se estudiaba algo que se llamaban metámeras y que explicaba, entre otras cosas, que el mismo "segmento" del cuerpo que abarca la zona de los riñones llega por la espalda hasta las rodillas a nivel nervioso. Y menos médicos recuerdan que, derivándose de ello, nuestro cuerpo refleja el estado de salud de cada órgano del cuerpo en otras partes del cuerpo (en la espalda, por ejemplo). Y que, muchas supuestas contracturas, obedecen a los "mensajes" de órganos que avisan de sus problemas y que colapsan, entre otras cosas, los hombros. Y esto no es materia naturista. Hasta no hace tanto, la usaban los mismos médicos. Ahora volveré a recordar a mis queridos médicos de cabecera. Y lo haré con un caso real y muy reciente.

Este verano, paseando por la montaña, coincidí con un hombre que paseaba con los perros. Mientras los perros nos paseaban, empezamos la charla. Hablando, hablando, surgió a que nos dedicábamos. Mientras que yo comentaba mi oficio, él asentía con la cabeza. Le pregunto a qué se dedica y me dice: "Casi a lo mismo. Soy médico. Pero de cabecera". Acto seguido, me recuerda sus muchos años de médico de cabecera en el pueblo. Visitando ancianos a domicilio. Conociéndolos en su entorno. Años después, ya trabajando en un gran hospital público, añora su trabajo. Ve que yo le entiendo mucho más que los "nuevos médicos". Hablamos de la importancia de la anamnesis (la entrevista al paciente), del conocimiento del entorno del paciente, de la exploración física del paciente (disfruta viendo que yo valoro y conozco las técnicas que nunca se deberían haber perdido en el entorno médico), ... Pero, finalmente, cuando manifiesta su voluntad de jubilarse pronto, me lanza una pregunta: "Y cuando yo me ponga enfermo, ¿quién me visitará?. ¿Estos "nuevos médicos" ?. Qué miedo ".

Con los pacientes, recorro cada aspecto de su vida "real" y los confronto con la vida natural. Hábitos higiénicos (caminar, respirar, tomar el sol, dormir, deposiciones, ...), alimentarios (comer, beber agua), forma de vida (horas de trabajo y descanso, estrés, contaminaciones acústicas, del aire, electromagnéticas, estado de satisfacción emocional con la vida que lleva, ...), relacionales-sociales y de ocio, ... Es por eso que mis visitas (sobre todo, la primera) son muy largas (al menos, dos horas) . Porque la salud está compuesta de muchísimos aspectos. Y cuando recordamos uno, se nos olvidan los demás. Es curioso que coincide con los males de nuestra sociedad actual. Individualismo, superespecialización, necesidad de estar conectado con todo ... Pero muy poco atentos a los mensajes que nuestro cuerpo nos envía y a nuestra salud. Y ya no hablemos en el caso de personas estresadas ...

En definitiva, muchas veces mis pacientes saben perfectamente lo que les pasa y como deberían resolverlo. Pero casi siempre se les olvidan los detalles. Se lo recordaba el otro día a una paciente que me preguntaba por teléfono si un remedio podría estar causandole estreñimiento, porque había notado menos deposiciones desde que se lo tomaba. En mi respuesta le recordaba que hacía tiempo que había dejado de caminar como lo hacía. Y eso sí que afecta a las deposiciones. Y este es mi trabajo. Conocer la fisiología de cada paciente y, teniendo en cuenta sus hábitos de todo tipo, ser capaz de orientarle a recuperar la salud y recordarles, cuando se olvidan o les fallan las alarmas, qué es lo que les perjudica. Ya sé que es difícil hacerse cargo, pero os aseguro que mi trabajo es recorrer mentalmente una y otra vez los circuitos fisiológicos de mis pacientes para darme cuenta de lo que está fallando cada vez que algo no va como es debido. Pero, también lo es estar a su lado y entenderles a la hora de valorar qué hábitos, remedios o alimentos les pueden ayudar. No soy un "talibán" que se dedica a prohibir sistemáticamente alimentos, cafés, hábitos, ... esto es muy fácil para el médico-terapeuta, pero no ayuda al paciente y hace inviable llegar a la salud. Cada persona es diferente y el efecto de estos elementos en su salud, también. Lo que hay que hacer es compartir con el paciente lo que se puede hacer, lo que es posible en su situación vital y valorar conjuntamente el daño que le puede hacer a su salud lo que aún no puede resolver. Como ya digo en el encabezamiento del blog, no tengo vocación de ocasional, sino que me dedico a acompañar a mis pacientes en su evolución vital hacia la salud (en todos los órdenes).

Y es que no tenemos presentes algunas cosas que ya hace tiempo que sabemos: que la salud viene influida por lo que comemos (los venenos, las toxinas, lo que nos aprovecha), lo que bebemos, lo que respiramos (el aire, los gases, las partículas, ...), lo que nos rodea en forma de corrientes y magnetismo (incluidos los de la Luna, los astros, ...), las emociones que experimentamos, nuestras reacciones psicológicas, ...

Muchos creen que algunas de estas disciplinas todavía son muy recientes y están poco estudiadas. Y se equivocan. Vienen de Paracelso en el siglo XVI. Del Renacimiento. Qué curioso.

Y es que, siguiendo a los alquimistas (hombres de ciencia que se basaban, sobre todo, en la experimentación) que fueron capaces de distinguir los humores del cuerpo: bilis amarilla-fuego (la del hígado que, curiosamente, es el órgano de la energía y la ira), flema-aire-sangre (la falta de oxigenación afecta mucho a la sangre y los pulmones), ..., Paracelso definió que hacían falta cinco tipos de médicos:

- El del ambiente: aire, polución, electromagnetismo, instalaciones eléctricas, ... (¿sabíais que los campos magnéticos muy fuertes generan muchos estrógenos?), Que correspondía a un tipo de entes o entidades que él llamaba "ASTRALE" (lo que nos rodea y no vemos).
- El de las toxinas y venenos (que en su tiempo era el farmacéutico) y que asociaba a la entidad "veneni"
- El de la naturaleza y el cosmos (el que te lleva la herencia de los padres cuando naces y la influencia astrológica, recordad las constelaciones familiares, ...) asociado al ente "naturae"
- El de la psique (la mente), del ente llamado "spirituale"
- El del espíritu (la parte espiritual, las creencias, Dios), del ente llamado "dei"

Del mismo modo, estudiaron que no era lo mismo usar principios "extractados" de las plantas, que la planta entera. Que hacían falta minerales.

Por si queríais más ejemplos de cómo hemos llegado a olvidar lo que es bueno para nuestra salud, que algunas de estas cosas aún suenen a nuevas ...

domingo, 14 de junio de 2015

¿Por qué no funcionan las terapias naturales?

Este es un aspecto fundamental que, aunque ya lo he mencionado alguna vez, hace falta analizar cuidadosamente:

1. Por mucho que he mencionado que se puede ayudar a personas que siguen un ritmo de actividad muy alto, siempre hace falta un mínimo de "conciencia" de quererse curar. No se pueden dar "toques de atención" al cuerpo, iniciando un "diálogo", imprescindible para podernos curar, y no responder con una mínima atención a lo que el cuerpo nos pide. Este defecto suele ir acompañado de una repetición innecesaria (y contraproducente) de un inicio de tratamiento (que se alarga indefinidamente y sin control) de modo que el cuerpo se da cuenta de la "petición" pero, cuando pide una continuidad , recibe una respuesta automática y "sin intención" (caso de la manzanilla eternizada, después del almuerzo copioso). Al cabo de un tiempo (no muy largo, días, semanas) el cuerpo se cansa de esperar la respuesta y sigue con lo que "estaba haciendo".
Y es que el cuerpo siempre busca la homeostasis (equilibrio) en el cuerpo. Y aunque nosotros no seamos conscientes, el trabajo que conlleva mantener este equilibrio a pesar de las malas digestiones (no olvideis que no importa lo que comais, sino lo que aprovechéis) y otros despropósitos, llevan al cuerpo a mantener esta homeostasis, incluso de maneras poco ortodoxas. Está claro que sacrificar calcio y otras sales del cuerpo, por ejemplo, cada vez que se toma un refresco, no es una conducta "sensata". Hacer que los huesos puedan acabar en osteoporosis es una aberración. Pero el cuerpo no puede hacer otra cosa que avisarnos constantemente. Y si no le hacemos caso, tira por el camino del medio. O sea: nos mantiene vivos, respetando las prioridades de supervivencia (corazón, cerebro), mientras le sea posible.
Me vuelvo a repetir: miradlo en el "Mono desnudo". Después de 50.000 años, nuestra fisiología (y la lógica que la mantiene) no ha cambiado mucho.
Por eso fallan la mayoría de tratamientos naturales: ni el ritmo, ni el orden ni la posología, ni la duración, ni la atención mínima, se tienen presentes o, más a menudo, se desconocen.

2. Una variante del anterior párrafo es hacer las cosas en desorden y, además, en lugar de "avisar" al cuerpo, "enfrentarse" a él de malas maneras. Hacer naturopatía, vaya. Pocos elementos naturales son aceptados por el cuerpo (y no en todos los casos), cuando se utilizan estilo "elefante en la cacharreria". El cuerpo mantiene la homeostasis de la manera que puede. Y tú no puedes intentar, por ejemplo, eliminar elementos que lo perjudican sin saber si el sistema inmunitario tiene suficiente fuerza para salir adelante. Y sin saber si el cuerpo, en este momento, ha "preferido" mantener estos elementos nocivos (contra los que poco o mucho puede luchar), en lugar de permitir que otros, más agresivos o contra los que está más indefenso, sean los predominantes . Si tú eliminas estos elementos "controlados" y desencadenas una reacción de los más "peligrosos", te arriesgas a generar más daño que bien en el intento de curación. O sea que yo no estoy de acuerdo con que "todas" las terapias naturales sean inofensivas en todas las circunstancias.
Es cierto que hay elementos naturales que pueden cubrir casi todos los frentes que el cuerpo necesita (aceites esenciales, por ejemplo), pero son de una potencia (más que la mayor parte de antibióticos) que precisa de un control muy cuidadoso , porque toda su potencia, mal encaminada, puede provocar un auténtico desastre. Se me ponen los pelos de punta cuando veo que, casas de aceites esenciales muy prestigiosas, publican folletos que, supuestamente, permiten a cualquiera automedicarse con aceites esenciales. Si se tiene en cuenta que los aceites esenciales tienen efectos eléctrico-energéticos y emocionales potentísimos, no basta con saber "para qué afección sirven". Que, por cierto, no tienen nunca el mismo efecto en cada persona, por mucho que lo deseen los "estandarizadores" de remedios. Mucho cuidado, que la supuesta inocuidad de las infusiones (que no lo son, aunque las consecuencias no sean graves) no nos haga pensar que los aceites esenciales son "pret-a-porter". Sólo os diré que, de las diferentes terapias naturistas, la aromaterapia es la única de la que he hecho unos estudios adicionales. O sea que, aparte de terapeuta naturista, soy aromaterapeuta.

3. Para entender la fisiología de cada cuerpo, y por lo tanto hacer las cosas adecuadamente, hay que entender las terapias naturales (y para qué sirven) muy profundamente. Yo he tenido la inmensa suerte, como ya me pasó en mi oficio anterior (la informática), de poder "conectar" con los padres del naturismo muy joven, al tiempo que he accedido a las terapias más modernas. Y es que, gracias a los médicos que me trataban de pequeño (gracias a mi padre, a quien nunca le agradeceré lo suficiente), a mi voracidad lectora (en casa, aparte de pocos libros de aventuras, sólo había libros de naturismo) y, modernamente y por encima de todo, la persistencia y experiencia de mi maestro principal, he acabado entendiendo (casi) todas las técnicas naturistas habituales. Tengo muy claro que nunca dejaré de estudiarlas.
La principal razón (o una de las principales) del desconocimiento de las técnicas naturistas "ancestrales" es que no estamos acostumbrados (en estos tiempos de prisas en todo) a manejarnos con técnicas que han sido descubiertas con un "empirismo" brutal. O sea que las personas que las han descubierto, tuvieron que revisar miles de casos para llegar a conclusiones. Pero, una de las pegas principales que nos "echan para atrás" es que, muy a menudo, estas curaciones y sus rituales van acompañados de una fuerte carga ideológica o religiosa. Y a nadie le gusta sentirse poco menos que "insultado" o despreciado cuando, para saber cómo curarse, descubre que es un "sátiro, pecador o demonio concupiscente". A mí, con el tiempo, estas diatribas me causan cierta ternura (cuando no me hacen reír). Pero no se puede prescindir de estos descubrimientos porque la envoltura haga tufo de "carca". En el mismo orden de cosas, hace tiempo que se están generando problemas médicos porque lo "políticamente correcto" impide saber que, por ejemplo, hay problemas fisiológicos más ligados a unas razas que otras. Pasa como (y perdonad la comparación) como en el caso de las mujeres: se prefiere que alguien diga "los hombres y las mujeres" continuamente (las formas), en lugar de ver si esta persona respeta auténticamente a las mujeres (el fondo). Así, el mal uso de la información o la existencia de xenófobos, impide que en la Wikipedia se puedan ver informaciones muy interesantes al respecto de la incidencia de unas enfermedades u otras en las diferentes razas (ligadas, a menudo, a su origen geográfico). Si pensais que los grupos sanguíneos están muy relacionados con la raza o el sitio original donde vivían ciertos grupos étnicos, os dareis cuenta de que el hecho de ocultar informaciones vitales nos puede llevar a suposiciones erróneas.

Para terminar, os diré que ya sé que, a pesar de todo lo que os he dicho, no podremos evitar dejarnos arrastrar por las prisas de esta vida moderna. Pero debemos ser conscientes de lo que le pasa a nuestro cuerpo. Así, al menos, cuando podamos dedicarle una mínima atención (la atención es amor, en definitiva), comenzaremos el camino de retorno a la salud.

jueves, 4 de junio de 2015

La ciencia y el amor

Este título es, lo reconozco de antemano, un despropósito.

Lo sé. Pero no se me ocurre cómo decirlo de otra manera.

Y es que, como en el caso del doctor Jekyll y Mister Hyde, parezco una persona con dos extremos. Los que me conocen se hacen cruces de que pueda actuar de maneras tan divergentes. A mí también se me haría raro, pero es que me conozco hace mucho tiempo.

Se alucinan de que, conociendo mi faceta extremadamente exigente en el aspecto científico, la pueda compaginar con una faceta de empatía "amorosa" hacia los demás. Me han llegado a decir que es incompatible ser superexigente en el aspecto científico y compaginarlo con ser sensible y empático. En cambio, para mí, es perfectamente lógico. Pero no es una lógica científica. Es una lógica de amor.

Porque no podría soportar atender mal a una persona que lo necesita, porque no he sido suficientemente riguroso en el aspecto científico. Sé que no soy infalible y que tendré que pedir (todavía) perdón muchas veces. Pero es que si no afrontara el tratamiento de una persona con amor, no podría hacerlo. Porque puedo preservar el amor por la persona, sin que las emociones me estorben, siempre que sepa que hago lo mejor que puedo mi trabajo de terapeuta. Y que, aunque me siga equivocando, haré lo imposible para aportar lo mejor de mí cada día. Y, cada día que pasa, es un nuevo paso en este sentido.

La lógica del amor me está diciendo que escriba esto. Y que adjunte un poema que me trastornó de pequeño. Creo que tenía 10 años cuando lo descubrí. Y me impactó tanto que, a lo largo de los años, he ido revisando y guardando cada copia y traducción que he encontrado. Ninguna me acababa de satisfacer plenamente. Hasta que, hace 7 años, tuve el atrevimiento, y la poca vergüenza, de traducirla directamente del inglés, haciendo una versión también en verso, como en el original inglés de Rudyard Kipling. 

Os la envío porque refleja muy bien lo que soy (o intento ser).

IF


Si mantienes la cabeza fría
cuando otros no, y te señalan.
Si confías en ti, y nadie lo hacía,
pero respetas a los que te apartan.
Si esperas sin desesperanza.
Si, engañado, no mentirías.
Y, odiado, no buscas venganza.
Ni finges bondades, ni sabidurías.

Si sueñas, y el sueño no es lastre.
Si piensas, sin desviarte.
Si encuentras triunfo y desastre,
dos impostores, sin alterarte.
Si soportas que tu verdad cabal
sea torcida por las gamberradas.
O ver, perdida, tu gran obra vital
Y rehacerla, con piezas gastadas.

Si pones tu fortuna en juego
y la arriesgas a una jugada.
Y pierdes, y empiezas de nuevo.
Y no dices una palabra.
Si puedes usar corazón y tendones,
perdida hace tiempo la vitalidad,
y aguantan contigo cuando no hay soluciones
más que insistir en decir: "Aguantad".

Si hablas al pueblo sin cambiar tu vida.
O vas con los reyes, pero por tu parte.
Si ni enemigos ni amigos te causan heridas.
Si cuentan contigo, sin necesitarte.
Si a un minuto terrible le apuras
sesenta segundos con ánimo frío.
Tuya es la Tierra y sus criaturas.
Y, mucho más, serás Hombre, hijo mío.
RUDYARD KIPLING


miércoles, 20 de mayo de 2015

Los despropósitos de la medicina

Al final, me haré pesado recordando mi admiración por los antes llamados "médicos de cabecera", pero es que no pasa día que no los eche de menos.

Un día, una señora mayor, explicaba su rutina diaria. Al mediodía, desde hace años, daba de comer a los nietos, mientras su hijo trabajaba. Hace un año, murió tras una larga enfermedad, un nieto que tenía 3 años. Aunque atontada por las medicaciones, aquella mujer transmitió su gran tristeza. Y yo imaginaba lo que debía ser para ella, cada día a la hora de comer, ver que faltaba uno de sus nietos.

Pero, su médico no lo entendió así. La medicina de hoy en día, que ignora al enfermo y sólo se fija en el síntoma, le aconsejaba darle antidepresivos. Para la medicina no existe la tristeza. Porque no está preparada, ni le dedica tiempo, a conocer a los enfermos. Qué diferente de los antiguos médicos de cabecera (que me perdonen los que siguen en activo) que conocían las vivencias, las emociones y los verdaderos motores de la vida de sus pacientes.

Los antidepresivos, para casos como estos, no sólo no son adecuados. También son contraproducentes. Una mujer que pasa por el dolor de la muerte de un nieto, necesita que la acompañen, la comprendan y la animen con palabras de vida. Sentir que las drogas médicas le hacen salir un impulso de salir adelante, la hacen sentir mal, porque ella todavía no está preparada para acabar con el duelo. Y la medicina no ayuda. Pero, a su alrededor, también creen que es trabajo de la medicina hacerla salir del pozo. Con pastillas. Y no se dan cuenta que son ellos, los familiares, amigos y vecinos, quienes la han de ayudar a salir adelante. Los más jóvenes tienen herramientas (trabajo, proyectos, ...) que les ayudan a "olvidar" (que tampoco es bueno). Para esta señora mayor, el principal impulso en la vida son los nietos a la hora de comer.

Cuando yo era pequeño, en la tienda de mis padres, asistíamos, cada día, a sesiones de terapia colectiva. Cuando la señora Pepita perdió a su marido, aparte de compartir sus penas con el médico (de cabecera) y con el cura, las compartía en la tienda con mis padres y otros clientes. La consolaban, le recordaban la amabilidad y bondad de su marido. Y le exaltaban como la vieron luchar por él durante su enfermedad. La señora Pepita compartía la tristeza con personas que le daban calor humano. Y la ayudaban a salir adelante. Hasta que la tristeza se convertía en luz.

Hoy la señora Pepita no podría hablar ni con médicos (no tienen tiempo y no los han educado para atender tristezas más que con antidepresivos), ni con curas (ya quedan pocos), ni con las cajeras del supermercado. Y, si supiera manejarse en las redes sociales, tampoco le ayudaría la "compañía" virtual, ni frases bienintencionadas de Claudio Coelho. Tened en cuenta que es curioso que, un experimento realizado en varios CAP de Girona hace uno o dos años, demostró que, la inmensa mayoría de enfermos que asistían cada día a los CAP, prefieren el contacto humano y el intercambio de experiencias (charlar con alguien) que las medicinas. Creo que formaban grupos de charlas, juego y actividades manuales como alternativa a ir al médico. Fue un éxito absoluto. Se demostró que una o dos animadoras eran más que suficientes para levantar el ánimo de los "enfermos" que, normalmente, se dejaban atiborrar de medicamentos, por unos médicos desbordados, para que alguien los escuchara (más que los médicos, los "amigos"de la sala de espera).

Como los resultados fueron espectaculares, en términos de ahorro en medicamentos, médicos, mejora de los pacientes, ... no se ha sabido nada más.

Todos tenemos que hacer examen de conciencia por lo que está pasando.

Yo, por mi parte, he estado haciéndolo respecto a las posibilidades terapéuticas que puedo aportar a la gente que, como yo hasta hace 10 años, viven en un estado permanente de tensión por las exigencias del trabajo, la familia,. .. Por mucho que mi vida ahora sea radicalmente diferente, no he olvidado mi imposibilidad de tratarme como debía hacerlo. Pero también he recordado cómo, en medio de la pesadilla de la vida acelerada, unos pocos principios básicos de naturismo aprendidos desde pequeño, me ayudaron a mantener las afecciones de mi cuerpo en un estado subagudo y que no llegaran al estado crónico. Y, esta experiencia, junto con muchos otros recursos adquiridos posteriormente, me hacen poder decir que dispongo de muchos mecanismos para ayudar a la gente que se encuentra en estos supuestos (la mayoría, por desgracia).

Así que, con esto, ya os estoy diciendo que no soy nada talibán. No dejaré de deciros las cosas que le hacen daño a vuestro cuerpo. Pero no dejaré de estar a vuestro lado para ayudaros a salir adelante. Los que me conocéis bien, ya sabéis lo que me cuesta no poder solucionar del todo las afecciones de mis pacientes. Pero, en un necesario ejercicio de humildad, tengo que reconocer que, si yo estuve 30 años sin "dejarme curar" porque el ritmo de vida que llevaba no me lo permitía y no sabía cómo parar ese ritmo de vida, no puedo exigir a los demás lo que yo no fui capaz de hacer.

Resulta que esta vía es apasionante. Estoy trabajando casos, con un resultado espectacular, en que los pacientes no abandonan su estilo de vida pero podemos reducir en gran medida los efectos de esta situación.

¿Os habeis preguntado donde van a parar todos los medicamentos que habeis tomado?. Los médicos tampoco están preparados para depurar vuestro cuerpo (por suerte, hay excepciones) y algunos no miran ni los prospectos de los medicamentos que os dan. Reciben muchas presiones, su reciclaje lo hacen los formadores / visitadores de las empresas farmacéuticas y han pasado de ser miembros muy respetados de la comunidad a estar bajo el punto de mira de la sociedad. Y eso tampoco es justo.

Pero, el último eslabón de la cadena, los pacientes, son los que pagan la mayor parte de consecuencias. La medicina es un desastre tratando casos crónicos (lo dicen los propios médicos). Lo único que pueden hacer los médicos cuando un paciente crónico dice que los fármacos ya no le hacen efecto es subir la dosis o pasar a otro medicamento.

Pues bien, el trabajo con pacientes polimedicados durante mucho tiempo está resultando espectacular. La limpieza de los medicamentos que se acumulan en el cuerpo, ayuda a que se encuentren mejor, a reducir las dosis de medicamentos (de acuerdo con su médico) y a que estos vuelvan a ser eficaces. Todas estas depuraciones las hacemos sin alterar el ritmo de vida de los pacientes. Y, como ya os dije que la terapia naturista bien hecha funciona rápido, os puedo decir que con pacientes medicados desde hace más de 30 años, estamos empezando a obtener buenos resultados a los 10-15 días de tratamiento.

Claro que yo preferiría poder hacer un tratamiento naturista completo que les cambiara la vida. Pero hasta que esto no sea posible, les acompaño para que tengan la mejor vida posible. Y es un gran reto. Porque debemos hacerlo respetando sus obligaciones y sin que les haga un agujero en el bolsillo. Y variando la forma en que lo hacemos, evolucionando con el paciente y evitando que su cuerpo se vuelva a estancar.

viernes, 8 de mayo de 2015

Cosas de la vida

Realmente, la vida es una caja de sorpresas. Algunos me conocéis de una larga etapa de mi vida dedicada a la informática. Quizás, otros solo me conozcais por amistad o vecindad de Sant Cugat o Valldoreix. Lo seguro es que pocos me conocéis por mi faceta actual: terapeuta naturista.

Sí, ya sé que el nombre oficial es naturópata. Pero no me gusta nada. Porque implica ir contra la enfermedad.

Y no es solo porque sea una mala traducción de lo que en realidad habría que llamar naturoterapeuta. Sino porque señala a una práctica que no es la fundamental en mi vocación. Aunque esta postura clara no implica que no respete otras visiones y otros enfoques, tanto de otros terapeutas, como de los médicos alópatas.

Al igual que el médico alópata (el normal, para entendernos), el naturópata se enfrenta a la enfermedad. Y eso, que en alguna ocasión practicaré, solo cuando la urgencia no me permita otra alternativa, no es la via naturista.

La via naturista no es pelearse con la enfermedad. Curiosamente, en el lenguaje del cuerpo, se reproduce la misma máxima que en la psique. Si quieres solucionar un problema, deja de hablar de él. Mientras hables de él, le darás vida. Y, mientras lo combatas, te estarás enfrentando a tu cuerpo.

La madre Teresa de Calcuta hizo famosa esta posición cuando, a preguntas de periodistas extrañados porque no asistia nunca a manifestaciones contra la guerra, les dijo que, cuando la invitasen a manifestaciones a favor de la paz, iria encantada.

La via naturista es la que he mamado desde pequeño. Mi padre nos llevaba a todos desde críos a un médico naturista (que era nuestro médico de cabecera). En mi casa, la mayoria de los libros eran naturistas. Lo que pasa es que yo, al contrario de la mayor parte de naturistas, tenia una salud de hierro, favorecida por los consejos de los naturistas. Pero, a pesar del interés que siempre he tenido por esta disciplina y la cantidad de libros y artículos que he llegado a leer, porque también era y es mi hobby, nunca fui un ferviente seguidor.

Y el porqué lo he descubierto cuando me he puesto a estudiarlo seriamente. Y también porque mi maestro principal me ha conectado con todas aquellas cosas que yo había leído desde pequeño. El naturismo no se puede practicar al estilo naturopatia: a tal síntoma, tal remedio. El naturismo no responde al síntoma, que no es más que un mensaje del cuerpo para mostrarnos que estamos cometiendo errores. Atacar al síntoma es lo mismo que, cuando el cuadro de emergencias del coche señala una avería, desconectar el cuadro de alertas. Eso no hace mas que obligar al cuerpo a explotar por otro lado Y eso es aún peor. Os doy un ejemplo de la vida real. En ciertas situaciones, el cuerpo necesita la expectoración para expulsar cosas perjudiciales. Y nosotros, una vez identificada la enfermedad, lo que hemos de hacer es ayudar al cuerpo. Nuestro cuerpo, la naturaleza, es muy sabia. Y nosotros actuamos como si fuéramos mas listos. Y le damos codeína (en la mayor parte de jarabes) para desconectar el reflejo de la tos del Sistema Nervioso Central. Y el paciente, contento. Y no debería estarlo. Porque hemos desconectado el cuadro de mandos que nos avisa del peligro.

El naturismo, en cambio, al estilo de lo que defiende el famoso libro "El Mono desnudo", trabaja a partir de lo que es la función natural de nuestro cuerpo y busca, a partir del conocimiento profundo de como funciona, restaurar las funciones del cuerpo a su funcionamento normal.

Puede parecer una sutileza, pero es absolutamente fundamental. Un ejemplo facil. No basta con conocer aquella planta que puede solucionar tal o cual afección. Se ha de saber cómo darla (en qué formulación, posología, ritmo, ...), cuándo darla, ... Al cuerpo no lo podemos manejar al ritmo "nuevas tecnologías". Hemos de saber tratarlo. Por no mencionar que hay que tener una buena formación médica para saber las contraindicaciones, el tiempo que se puede tomar, ... La gente que cree que, por ejemplo, una manzanilla después de comer le va bien para hacer una buena digestión, os puede decir con el tiempo "suerte de la manzanilla y, aún y así, no acabo de funcionar bien". Pues es posible que la que esté provocando el dolor de barriga sea la misma manzanilla. ¿Sorprendidos ?.

Mi filosofia naturista usa las terapias naturales "típicas" y muchas otras (sobre todo, inspección y exploración) heredadas de los médicos que, desgraciadamente y en su mayoría, ya no las usan. Muchos médicos de hoy en día, con la honrosa excepción de algunos médicos de "cabecera" a los que admiro, se han olvidado de conocer, escuchar y auscultar a los enfermos. Solo confían en las "máquinas", los análisis y la tecnología. Se han convertido en especialistas de un palmo del cuerpo. Y si ya se pierde la perspectiva cuando no miras el funcionamiento del cuerpo, imaginad cuando además te especializas en un área restringida. Pues bien, mi vocación es la de ser un terapeuta naturista de cabecera que, a partir del conocimiento profundo de la fisiologia de sus pacientes, les pueda acompañar en su recorrido vital.

Sí. Habéis leído bien. Fisiologia de sus pacientes. Cada paciente es único. Y no solo porque alguno pueda tener un solo riñón y algun otro tener tres. Es mas sencillo. Todos somos únicos. Los síntomas no garantizan una enfermedad y, por tanto, han de ser solo una ayuda.. Hemos de mirar cómo funciona la fisiología del paciente. Por eso, no hagais caso a los gurús que, sin haberos visitado a conciencia, generalizan y pontifican sobre síntomas o enfermedades. Siempre que alguien diga eso, ponedlo en duda. Y si el mensaje dice que no vais a salir de esta, aún menos. El naturismo escuchará lo que vuestro cuerpo tiene que decir y lo acompañará en su via hacia la curación. Y no hay dos vías iguales, porque todos somos diferentes. Así que no os extrañe que lo que podais leer en una web de plantas curativas a vosotros no os cure. Os estais fijando en los síntomas. Y no en qué los ha provocado.

Ya aviso que yo funciono en visitas largas. Que no quiere decir caras. Y que no me gusta entretener al paciente, sino curarlo al ritmo más rápido que nos permita el cuerpo del paciente (y el ritmo y la voluntad del paciente). El naturismo bien hecho, cura mucho mas rápido de lo que os podais imaginar. ¿Y qué cura ?. De todo. Cualquier enfermedad, desde la perspectiva del naturismo, se puede tratar. La medicina oficial nos plantea como complicadísimas la mayor parte de enfermedades crónicas. Y, desde el punto de vista naturista, tiene una perspectiva absolutamente diferente. Si queréis entender por qué algunas funciones fisiológicas básicas no funcionan bien (impotencia, esterilidad, ciclos menstruales, hormonas, tiroides, ...), no encontraréis la respuesta en los libros de medicina. Antes la encontraréis en "El Mono desnudo", que se acerca más a las funciones de nuestro cuerpo que muchos tratados de medicina modernos.

El respeto al cuerpo y a su sabiduría es fundamental. Decir que, en el cáncer, el cuerpo se equivoca es erróneo. Nos está intentando salvar la vida. Decir que en una enfermedad autoinmune el cuerpo se equivoca es erróneo. Si, por ejemplo, hemos pasado meses y años maltratando a nuestro sistema digestivo, el cuerpo habrá emitido señales desesperadas durante mucho tiempo. Cuando el intestino ha llegado a inflamaciones enormes y constantes, el mal aliento se acaba convirtiendo en olor a "rata muerta" (perdonad la expresión), porque en lugar de fermentación se produce putrefacción. Con subproductos como la cadaverina (que con el nombre ya canta), nos anuncia un futuro intestino permeable. Como su nombre indica, este intestino deja pasar "cosas gordas" que no deberían llegar a nuestra sangre. Y si esta cosa gorda, de manera constante, es una proteína obtenida al alimentarnos de animales muy similares a nosotros y que no ha sido descompuesta correctamente en aminoácidos, el cuerpo acabará marcando esta proteína, que es igual que alguna de las nuestras, como un enemigo que entra en nuestra sangre. Y allá donde encuentre esta proteína (en nuestro cuerpo) la atacará. ¿Qué ha hecho nuestro cuerpo?. Salvarnos la vida. Porque la entrada de estas proteínas lo pone en peligro. La "culpa" de esta enfermedad autoinmune es nuestra. Porque no hemos escuchado a nuestro cuerpo. Y le hemos tapado la boca con medicamentos. Hasta que explota.

Piensa que la satisfacción que se siente cuando ayudas a que una persona se cure, no se puede explicar con palabras. Pues ahora imagina lo que siento cuando ayudo a que una persona se cure sin haber perjudicado a su cuerpo, sino con la ayuda del mismo cuerpo. Y es que el naturismo consiste en hablar el lenguaje del cuerpo. Y a su ritmo.

En este blog os mostraré aspectos de mi oficio que os puedan ayudar a vivir mejor. Disculpadme que no lo haga interactivo. Pero es que este trabajo no admite demasiadas generalizaciones y responder a dudas de personas particulares en un medio público no me parece adecuado. Prefiero que me envíen un mail o me llamen. Aunque nunca os podré dar una respuesta demasiado concreta. Para eso os he de ver.

Ya os lo anticipo: a pesar de haber vivido de la tecnología durante mucho tiempo, esto no hace que la quiera hacer demasiado presente en mi vida.

Sí, ya lo habéis adivinado. No va al ritmo de nuestro cuerpo, no ayuda a calmarnos, sino a excitarnos. Claro que no todo es malo. Pero le tenemos que poner freno. Porque, como podríais leer en "El Mono desnudo", seguimos siendo un animal que necesita a su tribu para sentirse seguro. Podemos hacernos los duros, los modernos, pero el instrumento más fuerte de relación que tenemos, el abrazo, cura mucho más de lo que los fanáticos de las redes sociales puedan llegar a imaginar.