miércoles, 13 de julio de 2016

Estrés, angustia, tiroides, descontrol del peso, problemas hormonales y metabólicos, infertilidad.

Pido disculpas de antemano, porque no pretendo faltarle al respeto a nadie. Pero quiero explicar, con un ejemplo muy común hoy en día, porque es necesaria una visión mucho más amplia de todos los aspectos fisiológicos, en lugar de ir generando cada vez más visiones parciales y especializadas. El ejemplo, centrado en el estrés y sus consecuencias, puede servir de ejemplo de una parte de los procesos fisiológicos que hay que revisar en un paciente antes de saber cómo tratarlo. Si te sientes afectado por alguna de estas cosas y algunas de las explicaciones te suenan extrañas, no te preocupes. Hace tiempo que se conocen, pero la mayor parte de médicos y terapeutas ni siquiera las mencionan (muchas veces no las saben o no las relacionan o sólo conocen una parte) y la gente las ignora.

Vamos por partes y retomamos parte del proceso que se produce en el cuerpo cuando tenemos estrés.

Detalles de la reacción de estrés "normal". Entendiendo como normales las situaciones para las que se creó este mecanismo natural:

1. Sólo hay un estrés. Se activaba, originalmente, ante el peligro inminente de muerte, sea porque nos perseguía un depredador o porque teníamos que reaccionar para salvarnos (por envenenamiento o fallo de la homeostasis, por ejemplo). El resto de mamíferos tienen mecanismos muy parecidos a los del hombre.
Para describir científicamente el circuito, aunque abreviado porque es muy amplio:
- Dentro del sistema límbico (cerebro reptiliano) común a todos los vertebrados, la amígdala se encarga de gestionar las reacciones emocionales (miedo, por ejemplo).
- Cuando se produce el estrés (miedo, agresividad) la amígdala ordena al hipotálamo que segregue la hormona CRF. Al mismo tiempo, ordena la liberación de neurotransmisores/hormonas como la dopamina (que genera prolactina y ésta genera progesterona, que afecta al ciclo menstrual y la fertilidad), corticoides (cortisol, cortisona, que generan la subida de presión de la sangre, reducen el sistema inmune y frenan la respuesta inflamatoria y "calientan" el cuerpo para la acción) y adrenalina/epinefrina (que le dan el "chute" al cuerpo para que reaccione aunque esté medio muerto).
- La CRF estimula a la hipófisis a producir la ACTH.
- A la tiroides, el hipotálamo y la hipófisis le marcan que acelere el metabolismo, la termogénesis (aumento de temperatura, que consume mucha energía) y el consumo de oxígeno (el estrés consume mucho oxígeno)
- La ACTH ordena a las glándulas suprarrenales la liberación de corticoides (es el principal órgano, pero no el único que los libera).

2. Las suprarrenales vierten hormonas altamente "explosivas" (como si fuera el queroseno de los aviones) en el circuito sanguíneo (cortisol y otros). El cortisol genera cantidades brutales de glucosa (Glucogénesis) que se "supone" se quemará con un ejercicio físico brutal y un desgaste cerebral enorme que se producirá de forma concentrada. Cuando no se produce un ejercicio que "queme" toda esta glucosa, obligamos al cuerpo a reabsorber toda esta glucosa que, de paso, agotará al hígado y dejará depósitos de grasa por todo el cuerpo (sobre todo, en la zona abdominal). Además, el cortisol altera todo el funcionamiento "normal" de la absorción y metabolismo de carbohidratos, proteínas y grasas que se altera para poder crear el máximo de "combustible" de consumo inmediato.

3. Para proteger a las venas y arterias del daño que le provocan estos productos, se recoge toda la vitamina-C disponible en el cuerpo para contrarrestar sus efectos. Al mismo tiempo, el colágeno termina mal parado, porque el cortisol lo ataca y porque el estrés acaba con la vitamina-C (imprescindible para la síntesis del colágeno y el hierro, entre otros).

4. El cuerpo "desconecta" todo lo que no es imprescindible para salvar la vida. Desconecta todo el sistema inmune, toda hormona no necesaria para acelerar el cuerpo, receptores de dolor, sistemas reproductivos, la parte del cerebro más racional, ... Y todo esto lo hace bajo el control de la amígdala, la parte primitiva del cerebro que se encarga de controlar las situaciones de miedo y peligro.

5. Bajo el control de la amígdala, el cuerpo tiene más potencia, actúa de forma instintiva y reacciona a velocidades impensables

6. Una vez habíamos huido del depredador, el cortisol y otras hormonas se habían consumido, los opiáceos abocados al circuito sanguíneo disminuían y nos dábamos cuenta de que nos faltaba media pierna. Pero estábamos vivos.

7. Se producía una relajación brutal en todo el cuerpo, imprescindible para forzarnos a descansar y dejar que el cuerpo se recuperara. Físicamente, las hormonas tiroideas, durante la fase aguda del estrés, habían forzado el comportamiento hiperactivo de la ATP de las mitocondrias para dar la máxima potencia al cuerpo. El agotamiento de la ATP (la energía del cuerpo) nos forzaba al descanso.

Como puedes ver, la respuesta al estrés implica la liberación de neurotransmisores, hormonas y todos los recursos energéticos posibles encaminados a producir la máxima energía y atención para salvarnos la vida. Este diseño, previsto para situaciones absolutamente excepcionales, provoca un desgaste enorme y no se puede soportar por mucho tiempo y no se puede repetir muchas veces.


Ahora miramos qué pasa hoy con el estrés:

1. Lo generamos continuamente. Porque llegamos tarde al trabajo, porque queremos triunfar y parece que nos jugamos la vida en cada proyecto nuevo, porque sufrimos por los familiares, ... Hay mucha gente que no es consciente de que sufre estrés porque lo tiene "disimulado" en el hecho que se preocupa por los hijos, porque cree que es normal ir de cabeza, porque hace tantos años que lo tiene de forma permanente y crónica que ya no lo "detecta", ... y, además, porque externamente ya no refleja al "típico estresado" y parece una persona calmada (pero, la procesión va por dentro).
Por ejemplo, si una mujer tiene este estrés continuo será difícil que se quede embarazada. El porqué, cuando se sabe, es muy sencillo: el estrés causa la liberación de prolactina, la misma hormona que se libera cuando las mujeres amamantan a un hijo y que es la causante de que sea casi imposible la procreación durante la lactancia. Esta es la causa mayoritaria de "infertilidad" en el mundo. Y así entenderéis porque hay tantas parejas que una vez han adoptado un hijo y están más relajadas, se encuentran con embarazos inesperados.

2. Las suprarrenales se agotan por tanta activación debida al estrés. Cuando esto ocurre durante un periodo concreto de tiempo, algunas personas sufren dolores muy fuertes en la parte media-alta de la espalda. A dos puntos, uno por cada suprarrenal, que se activan como zona refleja de dolor de estos órganos. Esto, hace años, era materia de estudio por los médicos. Hoy, la mayor parte te dirán que es una contractura. Sólo mencionar de paso que hay muchas más zonas (sobre todo en la parte alta de la espalda) que reaccionan por problemas de otros órganos y tampoco son contracturas (las acabamos creando por acumulación de dolores).
Si, pese a todo, no dejamos de mantener la situación de estrés-ansiedad-sufrimiento, al cuerpo sólo le quedan opciones marginales para compensarlo: disminuir la temperatura corporal (por debajo de los 36ºC) para "enfriar" la producción de cortisol. Pero esto conlleva otro problema: la mayor parte de procesos enzimáticos (los digestivos, por ejemplo) sólo funcionan bien entre los 36 y 37ºC y el resultado son problemas digestivos y de absorción de nutrientes. Es decir, independientemente de que lo que comemos sea bueno, el resultado en cuanto a nutrientes es malo.

3. El agotamiento de la vitamina-C, necesaria para la síntesis del hierro, el colágeno, y hasta 300 reacciones más, hace que necesitemos dosis fuertes de esta vitamina constantemente. Si seguimos con el estrés sin reponer la vitamina-C, lo único que le queda al cuerpo es "reparar" las paredes de venas y arterias "quemadas" por el cortisol y otros subproductos del estrés con colesterol (la "masilla reparadora "). Aquí tienes el origen de la ateroesclerosis (y el culpable no es el colesterol). ¿Imaginas de donde vienen la mayoría de problemas de piel y de colágeno, aparte de la poca hidratación?. Vienen del mismo lugar que los supuestos problemas de hierro: la falta de vitamina-C debida al estrés.

4. El estrés permanente desmonta todo el funcionamiento hormonal y enzimático normal. Malas digestiones, problemas hormonales, reproductivos, ... Y os diré algo a los que sufrís tiroiditis de Hashimoto: se sospecha que tiene que ver con problemas anímicos pero nadie explica porqué. Y es fácil: el cortisol afecta gravemente a la tiroides. La tiroides determina el grado de actividad de nuestro cuerpo. Las demandas disparatadas creadas por el estrés, la angustia y el sufrimiento continuo, agotan la tiroides y producen el descontrol que caracteriza el Hashimoto. Una enfermedad autoinmune que identifica elementos de nuestro cuerpo como "peligrosos". ¿Y por qué?. ¿Cómo trataríais vosotros a las hormonas que no paran de pedir al cuerpo más y más esfuerzos cuando ya está agotado y no puede con su alma?.

5. Bajo el control de la amígdala, el cuerpo se esfuerza en crear tanta glucosa como sea posible para poder consumirla como reacción al estrés. Como el consumo no se produce, no paramos de acumularla y de engordar. Al mismo tiempo, abusamos de las proteínas y, como consecuencia, éstas se desnaturalizan, creando productos agresivos con nuestro cuerpo.

6. Como el miedo inconcreto que nos produce el estado de angustia continua no afloja, estamos sometidos a un estado de conciencia "nublado". En muchos casos, el gasto de ácidos grasos esenciales (sobre todo, omega-3, ya de por sí muy escaso en nuestra alimentación) produce este estado en nuestro cerebro (máximo consumidor de omega-3 de nuestro cuerpo). La falta de omega-3 en nuestro cerebro se ha relacionado con la depresión y otras enfermedades mentales por parte de los psiquiatras más destacados. Además, el estado depresivo nos fuerza a consumir en exceso productos proteicos que son antidepresivos (quesos fuertes, por ejemplo), que incrementan la acidificación del cuerpo.

7. El cuerpo no descansa. Nos cuesta dormir. Nos faltan nutrientes esenciales (cosa que aún refuerza más el estrés). La falta de descanso y de sueño provoca falta de oxígeno (que nos acidifica). La mala digestión de las proteínas (y su exceso) provoca subproductos ácidos en el cuerpo. Para poder rendir, aunque estemos agotados, tomamos ansiolíticos, antidepresivos o drogas que nos reactiven.

Aunque explicado de forma muy resumida, puedes ver que las consecuencias del estrés son interminables y omnipresentes en el mundo de hoy en día. Pero se pueden resumir diciendo que acidifica el cuerpo (cosa gravísima) y que consume todo el oxígeno. Así entenderéis que la acidificación se produce principalmente por el estrés y no está tan influida por lo que comemos (sino en cómo lo asimilamos por culpa del estrés).

Y ahora os recordaré las palabras (lapidarias, pero ciertas) del Premio Nobel Otto Warburg, que ha sido "casualmente" olvidado, aunque descubrió el origen del cáncer: "En presencia de oxígeno y en un medio alcalino no hay enfermedad ".

Sé, por propia experiencia, que parece imposible detener el estrés. Pero, si no lo haces, tu cuerpo no funcionará bien. No importa lo que comas, ni lo que hagas. Párate a reflexionar si quieres seguir tirando con "pastillas" y "remedios inmediatos" o si crees que vale la pena parar esta locura. Sólo te diré que el estrés no lo provocan las circunstancias externas (aunque en el mundo moderno sean muy potentes), sino nuestras estructuras emocionales, que no nos dejan afrontar la vida como la experiencia maravillosa que debería ser.

Puedes contar conmigo.