lunes, 9 de mayo de 2016

Un poco de ciencia para iluminar la vida

Es importante que tengas más datos científicos (que trataré de suavizar para no hacerlos tan pesados) en lo que respecta a la influencia de los actos y los sentimientos en la bioquímica (y, por tanto, en la respuesta) del cerebro y el resto del cuerpo.

Sé que te puede parecer extraño, y suena a poco científico, todo lo que digo de la influencia de la conciencia en la salud. Te lo concretaré en unos cuantos datos científicos comprobados que hace tiempo que se saben. Ya lo decía el Premio Nobel Ramón y Cajal en 1906: "Todo ser humano que se lo proponga, puede ser escultor de su propio cerebro".

Un pensamiento negativo durante un minuto, altera mucho el sistema inmunitario durante unas horas.

La ansiedad o sufrimiento continuo, altera gravemente el cerebro y las hormonas.Destruye neuronas de la memoria y el aprendizaje que están en el hipocampo y deja sin riego sanguíneo las zonas del cerebro necesarias para tomar decisiones adecuadas.

Según cómo nos hablamos a nosotros mismos (la palabra es una energía vital), transformamos nuestro cerebro. Se han hecho pruebas con personas con problemas psiquiátricos. Hablándose a sí mismos con amor, cambiaron las estructuras cerebrales y se curaron de sus enfermedades.

Cuando dices que quieres hacer algo y no lo haces, alteras físicamente tu cerebro. Incumplir tu palabra (fallar a tu conciencia) tiene consecuencias físicas.

Hace ya muchos años que se sabe que la neuroplasticidad (capacidad de regeneración neuronal y física) del cerebro es inmensa (y actúa sobre todo por la noche).

La vieja premisa de que las neuronas no se regeneran y no se pueden crear nuevas es falsa.

El sistema límbico (el cerebro emocional) influye definitivamente en la parte del cerebro donde se toman decisiones. Si te amas y amas, mejoras tu cerebro.

El estrés continuo manda en la amígdala, que controla las suprarrenales e inunda el cuerpo de cortisol. El cortisol debilita y bloquea los linfocitos del sistema inmunitario que te han de defender de las enfermedades. Los neuropéptidos (tanto sean de emociones positivas, como negativas) inundan todas las células del cuerpo.

Sonreír o hacer ejercicio genera sustancias que hacen que la amígdala deje de generar estrés.

Como puedes ver, está demostrado científicamente que las emociones alteran todas las moléculas del cuerpo. Que tener miedo genera estrés. Que el estrés debilita enormemente tu sistema inmunitario, abriendo las puertas a "enfermedades" de todo tipo. Que negarse a aceptar los sentimientos que te invaden por dentro, provoca "guerras" de transmisores dentro de tu cuerpo. Y estropean tus órganos.

Si no alineas lo que piensas con lo que sientes. Si no aceptas lo que eres. Es porque tienes miedo. Lo contrario del amor. Y el estrés, el miedo, en cualquiera de sus formas, invade nuestras vidas. Sólo el amor puede detener esto. Ninguna pastilla. Ni ninguna hierba.

En definitiva, somos lo que sentimos y lo que pensamos. Si no te quieres, si no te tratas bien, si no tomas decisiones con amor, si te sientes poco valioso, transformas tu cerebro negativamente y alteras tus funciones físicas. Literalmente, te generas enfermedades y dejas tu cuerpo a merced de elementos peligrosos.

Enfrentar la vida con confianza, genera alegría y resultados positivos.

Ríe siempre que puedas. Háblate y habla con amor. Y cambiarás tu mundo.

Si quieres estar sano:

Habla de tus sentimientos. Reprimirlos, esconderlos, "comértelos", te hará daño al cuerpo.

Toma decisiones y busca soluciones amorosas.

Si alguien te hace daño, no se lo devuelvas.

Respetate y hazte respetar. Con firmeza, pero sin violencia.

Habla de lo positivo. No mires hacia la oscuridad.

Cuidado con las palabras. Son poderosas. Afectan a tu cerebro. Si haces trampas o fallas en la palabra dada, te harás daño. Las palabras dichas con amor y respeto son amplificadas por el universo.

Actúa bien y confía. Todo irá bien.

No tengas miedo, es lo contrario del amor.

Acéptate y ámate. Es imprescindible para que los demás también lo hagan.

Ahora que sabes que hacer ejercicio y sonreír en la vida rebaja tus tensiones, ¿no crees que lo más sensato es no tomarse la vida tan en serio?

El amor es el más poderoso luchador de tu sistema inmunitario.

De hecho, todo el misterio de la vida consiste en recordar lo que sabíamos cuando nacimos: que merecemos ser amados, hagamos lo que hagamos.

Pero hay un aspecto fundamental. Que haya gente que te quiera de esta manera es una bendición. Pero nada funcionará si te limitas a "recibir" este amor. Así sólo pasarías a ser una "víctima eterna" (aunque maravillosamente atendida). No hay curación posible, a menos que seas tú quien se quiera de esta manera. 

A los seres humanos (sobre todo, a los hombres) nos cuesta mucho pedir ayuda. Porque nuestro cerebro consciente nos oculta lo que no podemos enfrentar. Aunque, en la realidad, nuestras emociones más íntimas nos debiliten. Este enfrentamiento soterrado de nuestro cerebro consciente con la realidad de lo que sentimos por dentro, es el responsable de esta "locura" que inunda nuestro cuerpo de señales contradictorias. Cuando no quieres reconocer estas emociones, es cuando el alma las hace aparecer en forma de señales (síntomas) en tu cuerpo.

Estas señales se deben saber leer. A mí me sabe muy mal cuando veo gente que no encuentra la salud porque, ni médicos, ni terapeutas, saben leer estas señales. A mí me ha costado muchos años aprender. Y no dejo de aprender cada día.

Y me sabe muy mal, porque ni la buena fe, ni los conocimientos médicos o terapéuticos, los pueden curar. Y, además, van minando continuamente su fe en que se pueden curar.

Espero que ahora entiendas porque mi trabajo principal, antes que aplicarte remedios, es hablar contigo para poder escuchar el lenguaje de tu alma. La que me cuenta cosas. Incluso cuando no quieres (o no puedes) escucharlas. Y es que hace muchos años que empecé este camino. Y he aprendido (muchas veces conmigo mismo) lo que pasa cuando no nos escuchamos. 

Aprenderemos juntos lo que le pasa a tu alma. Y sentirás la magia de escuchar lo que te dice. Es la banda sonora de la auténtica vida. Fliparás.

viernes, 6 de mayo de 2016

Recetas simples para la salud

Haz ejercicio físico cada día. No es necesario (y a veces es contraproducente) ejercicio demasiado intenso o de competición. Sólo caminar. No te lo tomes como una obligación, sino como un placer. Procura hacerlo en un entorno bonito y agradable y (a poder ser) natural. Admira la naturaleza. Disfruta del espectáculo de los animales y las plantas.

Respira. Ensancha los pulmones con aire sano.

Busca el sol y deja que te llene la piel.

Procura dormir en un ambiente de paz.

Bebe agua natural.

Si haces todo esto y procuras comer cosas saludables y en proporciones adecuadas, ya tienes casi todo el trabajo físico realizado.

No hagas caso a los que te llenan la cabeza con complicadísimos productos (incluso naturales), según ellos imprescindibles para tener una buena salud.

Porque una buena salud se obtiene tratando bien a tu cuerpo. Esta es la simple verdad.

Y, si quieres que te acompañe en el camino de tu salud, esto es lo que tendrás. La verdad. Juntos descubriremos lo que falla en tu fisiología. Y por qué. Y hablaremos de cómo reencontrar la salud. Está claro que, si no te ves capaz de enfrentar los problemas reales que te afectan, la salud costará más de recuperar. Pero no te dejaré solo. Ni te juzgaré.

Conmigo no hablarás sólo de los problemas físicos de tu cuerpo. También hablaremos del porqué. De cuáles son los mensajes que provocan estos problemas.

Ya te he dicho que yo busco tu salud. No hacer reparaciones continuas.

Si yo fuera un taller de reparación de pinchazos, aparte de arreglarte la rueda, te ayudaría a pensar si no habrá un camino que transitas que está lleno de clavos.

Una vida sana no es sólo resultado de un buen físico.

Procura tener y cultivar amigos de verdad. Son aquellos que te conocen y (nunca mejor dicho) a pesar de todo te quieren. Las redes sociales son un reflejo brutal de millones de soledades compartidas. De soledades que no se alivian sin el contacto humano que te dan los amigos de carne y hueso. Amigos que paseen contigo, te miren a los ojos y compartan también las tristezas que no explicas en las redes, pero que forman parte del ciclo natural de la vida.

Un rato antes de dormir, desconecta de todo y todos. Piensa en las cosas que te han tocado el corazón este día. Si no recuerdas ninguna, es que no has mirado hacia la vida. Porque la vida emociona. Ya sea el canto de un pájaro, la cara de un gato, el olor de una flor. O el rostro de un niño en aquella noticia dolorosa que, a veces, nos tomamos como si fueran efectos especiales de una película, en lugar de una triste realidad. Imagina que fuera tu hijo o tu nieto. Déjate llevar por la emoción.

Si crees que en algún momento del día no has sido el que querías ser, pídete perdón. Si puedes reparar el daño, ya lo harás mañana. No dediques energías a la culpa. Es inútil. Dedícalas a volver a ser tú.

Si alguien te ha hecho daño, perdónalo. Defenderte significar evitar el mal. No hacer daño a tu vez. Los animales heridos también hacen daño sin querer.

No juzgues a los demás. No hay gente mala. Sólo equivocada. Y todos nos equivocamos.

Si piensas que con el tiempo te has endurecido. Que no escuchas a tu voz interior, porque la vida te arrastra. Que aunque no hagas daño a los demás te lo estás haciendo a ti mismo ... Si esto hace mucho tiempo que pasa, tu alma te habrá estado enviando mensajes con tu cuerpo. Cada vez más duros y dolorosos.

Nunca es tarde. Comienza hoy a "tomar conciencia". No te enfades con el mundo, ni con los demás. Todo depende de ti. De cómo te tomes las cosas. La realidad exterior puede ser dura y complicada, pero sigues siendo libre para decidir cómo te la tomas. Si te enfrentas, te seguirá haciendo daño. Si la aceptas con pesar, te sentirás víctima. Si la aceptas con alegría, como una oportunidad de aprender lo que puedes hacer mejor, aprenderás. Y tu voz interior te lo hará saber.

Agradece todo lo que ha pasado en este día (aunque, de momento, te pueda parecer malo) y la vida que has vivido. Y acepta con amor el día que vendrá.


No recuerdo manera más corta y más intensa de decirlo que la oración de Dag Hammarsjold, recogida por Anthony de Mello: "Por todo lo que ha sido, gracias. A todo lo que tiene que ser, sí".