martes, 22 de marzo de 2016

El negocio del miedo

Por muy consciente que sea que, en este mundo mercantilizado y para las grandes corporaciones, sólo somos compradores potenciales, no dejo de indignarme. No nos quieren lo más mínimo. Sólo les importa nuestro dinero. Nada nuestra salud.

Incluso, medios más cercanos a las medicinas naturales, no dejan de meternos el miedo en el cuerpo. Jugando con las "noticias", anunciándonos "maravillosos" productos. Pero también contribuyendo a aumentar la confusión.

Para cualquier persona, incluso bien informada, es casi imposible sacar algo en claro. Parece que sea imposible recuperar la salud sin gastarse un dineral en comprar una multitud de productos "naturales". Y es que los que comercializan productos naturales, al igual que las grandes farmacéuticas, también quieren ganar más dinero. Y, por ello, no les interesa simplificar. Necesitan vender productos sofisticados y de compleja elaboración que nosotros no podemos conseguir fácilmente. Y eso, además de caro, es contraproducente desde el punto de vista de la salud. Porque están haciendo lo mismo que las farmacéuticas: aislar principios activos de los remedios naturales (lo que nosotros no podemos hacer) con la excusa de que son "los que curan". Mentira.

Enmendar la plana a la naturaleza es lo peor que podemos hacer. Hay pifias históricas a la hora de considerar ciertos principios como los "importantes" de una planta o aceite esencial. Además de que, los principios ignorados que acompañan al "importante", normalmente son imprescindibles para una buena asimilación del "importante".

La clasificación de los síntomas y enfermedades de la medicina alopática (la "normal") es el principal instrumento que nos mantiene en el miedo. En lugar de analizar paciente a paciente cuál es su historia, como ha llegado a la pérdida de salud, se limita a clasificarlo según una lista de "enfermedades", determinadas por sus síntomas. Con un ejemplo lo veréis claro. No tiene nada que ver una bronquitis (inflamación de los bronquios) que sea consecuencia de una tosferina previa, de una bronquitis ligada al asma o alergia, o que esté motivada por fumar o que sea consecuencia de un estado de nervios o angustia, ... Y, obviamente, el tratamiento será bastante diferente.

Volver a la salud no es tan complicado. Se llame como se llame la enfermedad. Lo que puede ser es un camino largo y difícil por todas las cosas que tenemos que superar. Pero, la mayoría, son cosas de nuestra salud anímica. Porque la enfermedad es la forma que nuestro cuerpo tiene de avisar de que algo no va bien. Son cosas que nuestra alma (que se manifiesta a través de nuestra intuición) nos dice que no hacemos bien. Y, cuando no la escuchamos, el alma le dice al cuerpo: "Díselo tú, que a mí no me hace caso".

Una de las disciplinas menos conocidas, a menudo llamada "psicosomática", es la que explica la tipología de mensajes que nos llegan a través del cuerpo. Los mensajes son graduales. El cuerpo, como nuestra alma, no se cansa nunca de avisarnos de cuál es el camino correcto. Y, a medida que el problema va avanzando sin que le hagamos caso, va aumentando el "tono" del mensaje, hasta causarnos "enfermedades" graves.

Os supongo conocedores del síndrome "Dirk Hamer", bautizado en nombre del hijo del doctor Hamer, que murió joven y repentinamente. Tanto su padre como su madre, desarrollaron en pocos meses un cáncer. Desde entonces, el doctor Hamer se dedicó a recoger un montón de datos, en el hospital donde trabajaba, de pacientes de cáncer que habían tenido altibajos emocionales previos. Si no recuerdo mal, eran alrededor de un 80%. Reacción al estudio por parte de las autoridades judiciales: perseguir al doctor Hamer. Aunque el estudio de este doctor fue serio, no puedo decir lo mismo de otros actos más recientes.

Y otro dato: mi padre murió de cáncer en 1983. Poco después, no estoy seguro si en "La Vanguardia" o "El Correo Catalán", salió un artículo que hablaba de un macro estudio (creo recordar que en Holanda e Inglaterra) de miles de casos en que se llegaba a la conclusión de que la inmensa mayoría de enfermos de cáncer eran gente que no expresaba sus sentimientos (que los pasaba por dentro, que se los "comía") y los vivía en soledad.

Y es que una persona angustiada y con tristeza permanente, no respira, no descansa, no se oxigena, se acidifica. Y esta es la puerta del cáncer. Que no es más que un "giro" de la forma de obtener energía en el cuerpo, para salvarnos la vida. En lugar de utilizar el oxígeno (que no tiene) pasa a crearla de forma más anaeróbica. Cambia de lugar el sodio y el potasio (uno dentro y otro fuera de la célula), como "motores" de la bomba sodio-potasio, desencadenante de la energía que se genera en las mitocondrias. Cambia de vida y el cáncer acabará.

Sólo hay que volver a la salud, a la alegría de vivir, a creer que merecemos ser amados hagamos lo que hagamos, para ir recobrando la salud. Y se empieza recuperando la fe en nosotros mismos. Es difícil. Pero no es complicado.

Por tanto, no os asustéis sea cual sea el nombre que le pongan a vuestra enfermedad. La curación está en vuestras manos. Está claro que será más compleja si habéis perdido mucha funcionalidad en algunos órganos. Pero no olvides que lo más fundamental es que vuelvas a amarte.

Y, además de eso, habrá que alimentarse bien ( "que tu alimento sea tu medicina"), sobre todo fijándose en aquellos "componentes" que se consumen en mayor proporción en estados de angustia, estrés, ... y complementándolos con "vida sana". ¿Y qué es vida sana?. Hacer lo que hacían nuestros antepasados: caminar, hacer ejercicio, respirar, dormir bien, beber agua, comer cosas sanas, tomar el sol. En resumen, tratarte bien. Amarte.

Por ello, una de las cosas que más hago es enseñar a mis pacientes a volver a quererse. Esta es una "disciplina" que practiqué durante varios años trabajando en Cáritas Sant Cugat como voluntario. Era uno de los formadores de los cursos que se hacían fundamentalmente para mujeres inmigrantes que se habían quedado sin trabajo. Mi tarea consistía en ayudarlas a encontrar recursos para volver a encontrar trabajo. Y me di cuenta que, ante todo, les convenía recuperar la autoestima y la confianza en sí mismas. En definitiva, ayudarlas a volver a quererse.

Ámate y tú también podrás formar parte del "club" de personas que, según la medicina oficial, se ha curado de una enfermedad grave por "remisión espontánea". Esta expresión, junto con la palabra "idiopática" (en referencia a las "enfermedades" que no saben de dónde vienen) son mis favoritas de la medicina oficial.

Ámate. Y no temas.

martes, 1 de marzo de 2016

Del cuerpo, la mente y el espíritu

En un artículo anterior, os hablaba de cómo Paracelso ya distinguía varias vertientes de la salud. Aunque estas vertientes van siempre relacionadas.

Aunque siempre puede haber excepciones en que una simple carencia puede provocar un gran problema (muy raras), la alteración de la homeostasis (= equilibrio) puede venir desde una intoxicación o envenenamiento o muy mala alimentación, o desde un disgusto emocional, o desde una pérdida de valores espirituales, o desde un desequilibrio de la propia autovaloración. Dejad ya, por favor, de creer que el cuerpo se equivoca o falla. Lo que pasa es que se ha de entender la fisiología propia de cada uno y actuar en consecuencia.

Lo que hace el cuerpo es hacer milagros bioquímicos para preservar continuamente el equilibrio dentro del cuerpo. Este equilibrio suele tener márgenes muy ajustados: ni la temperatura ni el pH, ni muchos otros "niveles" pueden oscilar mucho. Y este equilibrio cuesta mucho de mantener. Y, curiosamente, siempre que hay un desequilibrio cuesta mucho acertar dónde está el problema: ¿la esquizofrenia causa falta de litio o es al revés? ¿puede ser posible que la esquizofrenia no sea más que una conexión con otra dimensión y no una alucinación? (se están haciendo estudios serios al respecto).

Y esta interrelación entre vertientes de la salud no la has de perder nunca de vista. Porque cuando alguien te quiera hacer creer que lo que te afecta es una "enfermedad" específica, por falta de un componente específico, casi siempre es mentira. El cuerpo es una máquina maravillosa. Capaz de hacer maravillas bioquímicas para sustituir un elemento que pueda faltar. Pero el cuerpo siempre toma las decisiones en busca del "mal menor". Un ejemplo. La tan "odiada" Cándida. Esta levadura está presente en nuestro cuerpo (en el área intestinal). Como a todos los miembros de la microbiota intestinal humana, se le mantiene en un número apropiado a sus funciones. ¿Pero qué pasa cuando un "mal mayor" (por ejemplo, la presencia de tóxicos o metales pesados que hay que neutralizar) pide una intervención inmediata? Si el cuerpo no tiene un elemento quelante adecuado o los macrófagos no son suficientes o falta vitamina C, ... puede tomar la decisión de dejar multiplicar la Cándida (que es buena interceptando los elementos mencionados) para evitar el mal mayor. Y si el cuerpo no recupera los elementos que le faltan, la Cándida seguirá campando fuera de los límites normales. El cuerpo no se equivoca. Somos nosotros quienes, con nuestras decisiones (motivadas por errores nuestros o de los profesionales de la salud) la pifiamos continuamente. Así que esta manía de creer que el cuerpo se desequilibra por una pequeña falta de un elemento, no es (casi nunca) cierta.

Por si fuera poco, se habla de tal o cual carencia específica, "noticia" impulsada por "artículos periodísticos", que lo que pretenden es vender una determinada vía de curación de grandes males, usando un nuevo producto "milagro" que , curiosamente, "acaba de sacar al mercado" un gran laboratorio. La realidad: se pone de moda un producto que se conoce hace años, que no es tan "milagroso" como se dice o que es mucho más caro (y exótico) comparado con un producto que el gran público conoce (y que hace lo mismo o mejor). Con dinero, no cuesta nada obtener artículos "científicos" que, bordeando las falsedades o diciendo medias verdades, ayuden a vender los productos.

Hay productos que son todo un "espectáculo" en sí mismos:
- La leche: poca gente la tolera y nadie la necesita (fuera de la leche materna). Allí donde más se toma, hay más osteoporosis. El calcio mejor es el de las verduras.
- La chia: se habla mucho de sus bondades (y muchas son ciertas). Pero sólo se puede tomar en muy poca cantidad. Y, en cambio, se comparan sus beneficios frente a otros alimentos que sí se pueden tomar en grandes cantidades (no es el caso de la chia).
- Las algas: son muy buenas para la salud, pero hay que tener cuidado porque se pueden tomar muy pocas y en poca cantidad. Aconsejo tomarlas variadas, sin olvidar que, prácticamente todas, llevan mucho yodo, que es un elemento peligroso si se toma en demasiada cantidad.
- Bayas de Goji: no te voy a negar que unas bayas cosechadas "alrededor" del Himalaya parecen una buena opción para la salud (pero mala para el bolsillo). Si no fuera que nuestros modestos arándanos vienen a hacer lo mismo (por no decir más y mejor).
- El producto de la semana, el mes o el año (rellenarlo con lo que os suene más): a estas alturas, los "descubrimientos" de nuevos productos, nuevas funciones, ... aunque a veces son verdad, suelen ser un "efecto marketing" pensado para promover algo, refritos o repensados a partir de productos que ya existen. Y es que los laboratorios siempre van buscando dar "valor añadido" (sacar más dinero) a los viejos productos de los que es difícil sacar provecho porque ya son muy conocidos.

No debemos olvidar que la lógica del dinero es la que prevalece. Si los grandes laboratorios llevan muchos años explotando, molécula a molécula (patentables), cualquier medicamento. Si cuando se cumplen 20 años de un medicamento y caduca la patente, lo hacen desaparecer (criticándolo y despreciándolo ellos mismos) para sustituirlo por uno nuevo (patentado), a pesar de que el anterior era mejor que el sucesor (me abstendré de ampliar este apartado, sin dejar de mencionar casos dramáticos de enfermos con afectaciones importantes por cambios de medicación forzada por este tema). Si se hacen todas estas cosas por interés económico de los laboratorios (y muchas más que aún llegan mucho más lejos), crees que este empeño se detendrá aunque afecte a la salud (o a la percepción de la salud) de la mayor parte de usuarios?.

El ejemplo quizás más bestia es el de los antibióticos. El hecho de que fueran privilegiados por los laboratorios (porque pueden patentar sus moléculas) por delante de los aceites esenciales, no ha sido más que una etapa. Los aceites esenciales, algunos con cientos de moléculas, son imposibles de ser parados por virus y bacterias (no le pueden crear resistencias). Sí, habéis leído bien, hay aceites esenciales que acaban con los virus (los antibióticos, sólo con las bacterias) y otros que acaban con los hongos, los parásitos intestinales, ... Y los aceites no dañan la flora intestinal.

Pero es que además se ha creado un miedo ligado a las resistencias de las bacterias a los antibióticos. Esta resistencia es cierta. Y normal. Cualquier organismo vivo que se enfrente con una molécula que lo detiene, tarde o temprano, acabará creando defensas contra ella. Una muestra más de la aberración de los medicamentos. Los antibióticos naturales (plantas que se conocen desde hace miles de años, antes de que Fleming "descubriera" los antibióticos), son plantas con moléculas mucho más complejas, imposibles de frenar por las bacterias.

Si el mundo de los laboratorios funcionara de forma altruista, ya hace mucho tiempo que habrían reconocido que los aceites esenciales son una mejor alternativa. Pero no. Lo que se está preparando es una ofensiva basada en resaltar la bondad de "ciertas" moléculas de los aceites esenciales, paso previo a comercializarlas por separado. Y estropear unos elementos que son reconocidos por el cuerpo, que entran incluso dentro de las células, que atraviesan la BHE (barrera hematoencefálica) para ayudar a curarnos, de forma respetuosa con la flora intestinal y el resto de los elementos biológicos. Y todo por el dinero.

Hablando con datos más actuales, nadie cuestiona que el cuerpo, el cerebro (la mente) y el espíritu (estado de ánimo, creencias) están relacionados. Pero es que ahora se trabaja en líneas de investigación que ayudan a concretar esta dependencia:

1. El desequilibrio entre omega-3 y omega-6 afecta muchísimo al cuerpo y al cerebro: el cerebro, como órgano físico, necesita un 60% de grasa y, de éste, el 40% debe ser omega-3. El desequilibrio brutal frente al omega-6 (debería ser 1: 1 y es 1: 30-50) hace que el cerebro pueda ser un órgano inflamado. La afectación a las neuronas y a la neuroplasticidad (capacidad de regeneración / evolución) del cerebro, parece el origen (como mínimo) de algunas depresiones y otras afecciones "mentales".
Cuidado, hablando de omega-3, nuevamente con las mentiras o medias verdades. Los DHA y EPA (provienen de fuentes animales, sobre todo pescado azul) son los auténticos pesos pesados. Los ALA, CLA y otros (de fuentes vegetales), no son más que "intermediarios" para llegar a convertirse en los primeros. Sin embargo, las tasas de conversión son bajas (sólo del 8 al 10%) y precisan de otros elementos (normalmente escasos, como el zinc, imprescindible para la fijación de la vitamina A). No quiero preocupar a los vegetarianos. Si os alimentáis bien, no tendreis ningún problema en obtener omega-3 de fuentes vegetales. Lo que es muy importante es frenar la impresionante cantidad de omega-6 (proinflamatorio) que tomamos cada día. Y es que está por todas partes.

2. El estrés, que os recuerdo que sólo hay uno (y es un mecanismo de reacción físico), aunque puede pasar por ciertas etapas, es una causa de muchas "enfermedades". Lo que os voy a decir puede ser una buena noticia para mucha gente: el estrés es la causa de la inmensa mayoría de problemas hormonales, de impotencia, de esterilidad, digestivos, circulatorios, ... Es fácil cuando sigues la lógica del mecanismo primitivo: aparece un depredador que nos persigue, se bloquea la producción de hormonas sexuales y reproductivas, se bloquea la digestión, las suprarrenales disparan la adrenalina y los corticoides que, como son elementos muy potentes, pero corrosivos con las arterias, provocan la movilización de toda la vitamina C disponible para evitar males mayores en las arterias, la presión arterial sube, se liberan hormonas "opiáceas" que hacen que no notemos el dolor y podamos seguir corriendo aunque estemos heridos, se para el sistema inmune, ... y, todo ello, porque nuestros nervios nos traicionan y nos comportamos muy a menudo como si, por ejemplo, terminar las tareas del trabajo fuera una prioridad en la que nos va la vida. La lista de "enfermedades" causadas por el estrés y sus "variantes" (miedo, angustia, ansiedad) es inacabable. Porque no tenemos en cuenta que, por ejemplo, las cantidades recomendadas por la OMS de vitamina C, son ridículas comparadas con las necesarias para las personas estresadas. Aunque con "la boca pequeña" (recuerda que no somos "rentables" para los laboratorios si estamos sanos) ya se empieza a reconocer este hecho.

3. Los golpes o altibajos emocionales que no se pueden vivir en una verdadera estructura "familiar" (calor emocional directo y físico, abstenerse redes sociales, de personas que nos aman, sean o no parientes), que nos acompañe en la tristeza , acaban desembocando en miedos y después angustias que nos llevan al apartado anterior. Y es que somos animales sociales. Sentirnos solos nos provoca enfermedades.

4. El 99% de la salud consiste en tomarse la vida con buen humor, caminar al aire libre, respirar, tomar el sol, beber agua, comer un poco de todo y dormir bien. Es cuando estas cosas no se cumplen durante mucho tiempo que hay que empezar a preocuparse. Por ejemplo, es muy normal en casi toda la población que haya un déficit crónico de Vitamina C, magnesio, vitamina E, zinc y otros minerales como manganeso, .., ... por culpa del estrés, angustia, ansiedad, ... que casi todo el mundo pasa en un momento u otro. Estos elementos (por encima de todo la vitamina C que nuestro cuerpo no fabrica) son vitales para mantener la homeostasis del cuerpo. La vitamina C participa en muchas reacciones enzimáticas y hormonales, y en muchas otras, como sustituto de otros elementos que el cuerpo no ha podido obtener. La vitamina C es imprescindible para el colágeno y la piel, para la fijación del hierro, para eliminar tóxicos, ... El magnesio es necesario para ayudar al calcio, los músculos, ... Todas las vitaminas dependen, como mínimo, de un mineral de base para que se puedan fijar en el cuerpo y no se pierdan (el zinc para la vitamina A, el cobalto para la B12, ...). Y eso sin olvidar que, sin tomar el sol cada día de 10 a 20 minutos, no habrá suficiente vitamina D para fijar el calcio y ayudar a las reacciones de otras vitaminas.

Lo dejo aquí, que el artículo ya es bastante largo. Pero un último mensaje positivo. El jaleo de elementos e interrelaciones entre ellos es enorme. Pero el cuerpo no necesita que siempre todo esté perfecto. Sólo hay que iniciar con el cuerpo un "diálogo" (no le deis cosas, si después no escuchais su respuesta al respecto, porque es peor el remedio que la enfermedad), para ir solucionándolo. No mireis lo que le pasa a los demás. Cada uno tiene rasgos distintivos que lo hacen diferente.