viernes, 6 de mayo de 2016

Recetas simples para la salud

Haz ejercicio físico cada día. No es necesario (y a veces es contraproducente) ejercicio demasiado intenso o de competición. Sólo caminar. No te lo tomes como una obligación, sino como un placer. Procura hacerlo en un entorno bonito y agradable y (a poder ser) natural. Admira la naturaleza. Disfruta del espectáculo de los animales y las plantas.

Respira. Ensancha los pulmones con aire sano.

Busca el sol y deja que te llene la piel.

Procura dormir en un ambiente de paz.

Bebe agua natural.

Si haces todo esto y procuras comer cosas saludables y en proporciones adecuadas, ya tienes casi todo el trabajo físico realizado.

No hagas caso a los que te llenan la cabeza con complicadísimos productos (incluso naturales), según ellos imprescindibles para tener una buena salud.

Porque una buena salud se obtiene tratando bien a tu cuerpo. Esta es la simple verdad.

Y, si quieres que te acompañe en el camino de tu salud, esto es lo que tendrás. La verdad. Juntos descubriremos lo que falla en tu fisiología. Y por qué. Y hablaremos de cómo reencontrar la salud. Está claro que, si no te ves capaz de enfrentar los problemas reales que te afectan, la salud costará más de recuperar. Pero no te dejaré solo. Ni te juzgaré.

Conmigo no hablarás sólo de los problemas físicos de tu cuerpo. También hablaremos del porqué. De cuáles son los mensajes que provocan estos problemas.

Ya te he dicho que yo busco tu salud. No hacer reparaciones continuas.

Si yo fuera un taller de reparación de pinchazos, aparte de arreglarte la rueda, te ayudaría a pensar si no habrá un camino que transitas que está lleno de clavos.

Una vida sana no es sólo resultado de un buen físico.

Procura tener y cultivar amigos de verdad. Son aquellos que te conocen y (nunca mejor dicho) a pesar de todo te quieren. Las redes sociales son un reflejo brutal de millones de soledades compartidas. De soledades que no se alivian sin el contacto humano que te dan los amigos de carne y hueso. Amigos que paseen contigo, te miren a los ojos y compartan también las tristezas que no explicas en las redes, pero que forman parte del ciclo natural de la vida.

Un rato antes de dormir, desconecta de todo y todos. Piensa en las cosas que te han tocado el corazón este día. Si no recuerdas ninguna, es que no has mirado hacia la vida. Porque la vida emociona. Ya sea el canto de un pájaro, la cara de un gato, el olor de una flor. O el rostro de un niño en aquella noticia dolorosa que, a veces, nos tomamos como si fueran efectos especiales de una película, en lugar de una triste realidad. Imagina que fuera tu hijo o tu nieto. Déjate llevar por la emoción.

Si crees que en algún momento del día no has sido el que querías ser, pídete perdón. Si puedes reparar el daño, ya lo harás mañana. No dediques energías a la culpa. Es inútil. Dedícalas a volver a ser tú.

Si alguien te ha hecho daño, perdónalo. Defenderte significar evitar el mal. No hacer daño a tu vez. Los animales heridos también hacen daño sin querer.

No juzgues a los demás. No hay gente mala. Sólo equivocada. Y todos nos equivocamos.

Si piensas que con el tiempo te has endurecido. Que no escuchas a tu voz interior, porque la vida te arrastra. Que aunque no hagas daño a los demás te lo estás haciendo a ti mismo ... Si esto hace mucho tiempo que pasa, tu alma te habrá estado enviando mensajes con tu cuerpo. Cada vez más duros y dolorosos.

Nunca es tarde. Comienza hoy a "tomar conciencia". No te enfades con el mundo, ni con los demás. Todo depende de ti. De cómo te tomes las cosas. La realidad exterior puede ser dura y complicada, pero sigues siendo libre para decidir cómo te la tomas. Si te enfrentas, te seguirá haciendo daño. Si la aceptas con pesar, te sentirás víctima. Si la aceptas con alegría, como una oportunidad de aprender lo que puedes hacer mejor, aprenderás. Y tu voz interior te lo hará saber.

Agradece todo lo que ha pasado en este día (aunque, de momento, te pueda parecer malo) y la vida que has vivido. Y acepta con amor el día que vendrá.


No recuerdo manera más corta y más intensa de decirlo que la oración de Dag Hammarsjold, recogida por Anthony de Mello: "Por todo lo que ha sido, gracias. A todo lo que tiene que ser, sí".

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