martes, 4 de octubre de 2016

El origen de las enfermedades

Alguna vez os he puesto el ejemplo de cuántas pueden ser las causas que pueden producir un síntoma. Por ejemplo, la bronquitis (el síntoma es la inflamación de los bronquios). Y quiero que entendáis que esto es aplicable a todos los síntomas y todas las "enfermedades".

Cuando os digo que yo investigo a fondo cada caso de mis pacientes y siempre estoy pensando en ellos, no os estoy "vendiendo" mi trabajo. Os lo describo. Porque no quiero que nadie se confunda.

Entiendo que la gente está acostumbrada a que, como los médicos en cuanto ven unos síntomas o unos análisis, haya una reacción "automática". Y se produzca el diagnóstico y la receta. Y lo mismo esperan de los naturópatas. Pero yo no actúo así. Y os quiero explicar el porqué.

Porque yo me niego por sistema a tener perfectamente preparados los regímenes alimenticios, recetas de suplementos o consejos higiénicos con los que podré resolver rápidamente sus dudas y "parecer" que controlo perfectamente lo que hago y lo que pasa. Necesito estudiar cada caso con mucha atención.

Aunque en una primera visita ya os pueda dar algo que os irá bien, necesito, como mínimo, analizar vuestro caso tranquilamente a posteriori. Y, como consecuencia, os llamaré después para ampliar información al respecto de algunas cosas. Ya sé que esto entra en contradicción con lo que hace la mayor parte de gente (que busca, legítimamente, no tener que dedicar tantas horas).Pero es que yo trabajo en la salud de las personas por vocación y, mucho más que la componente económica, me pesa mi conciencia.

El porqué actúo así tiene una explicación "técnica". En mi pasado como informático, quizás el trabajo más "detectivesco" fue el de técnico de sistemas. Una de mis misiones era encontrar los problemas que nadie más encontraba, incluso la gente más experimentada. Y, para hacer bien este trabajo, no me podía fiar de las impresiones, ni consejos, de la gente que precisamente había sido incapaz de encontrar el problema. Porque si habían sido incapaces de ver el problema era, probablemente, porque lo habían enfocado mal.

No digo que fueran malos profesionales. Digo que todos nos podemos equivocar. Y el principal error, sobre todo en los momentos de "crisis" cuando todo el mundo exigía respuestas rápidas a los informáticos, era intentar acortar los tiempos saltándose pasos, tratando de evitar tener que mirar los programas completos. Y, en cambio, la solución más rápida siempre es mirarlo todo desde el inicio. Sí, ya sé que esto exige, aparentemente, más tiempo. Pero es la única manera de encontrar dónde residen los problemas.

Os pongo un ejemplo muy sencillo. Siempre os preguntaré si nacisteis de parto natural o por cesárea. Ya sabéis que, en el momento del parto, la criatura recibe una transferencia de la flora vaginal de la madre a su flora intestinal. Y esto tiene una importancia capital en la evolución de su flora durante su vida adulta. Aprovecho para mencionar que esta "comunicación" de flora intestinal a vaginal no es exclusiva en las mujeres en el momento del parto (como parece que cree casi todo el mundo). Una vez más, sólo hay que aplicar la lógica. Si, por ejemplo, la cándida puede emigrar de los intestinos a la boca (provocando el famoso "muguet"), por qué suponemos que la flora no puede emigrar de los intestinos al resto del cuerpo y, sobre todo, a la vagina (que también tiene su flora)?.

Mirarme las cosas desde el inicio, me sirvió para detectar por qué alguien a quien había recetado Claversal un médico de mucho prestigio, tenía mareos. Resulta que era propenso a las infecciones de oído (y el Claversal les provoca vértigo) pero el médico ni pensó en preguntarle por un caso tan poco habitual. Porque sus "enfermedades" conocidas y sus "síntomas" indicaban muchas otras cosas. Ahora imaginad lo que hubiera pasado si los mareos hubieran persistido y hubiera visitado a otros médicos. Viendo el informe emitido por el prestigioso médico (realmente impecable) respecto a las afecciones del sujeto, nadie hubiera imaginado ningún error por parte del médico. Y, tal vez, motivados por la colección de afecciones que tenía, le habrían hecho un TAC para descartar problemas en el cerebro.

También me sirvió para detectar la nefasta influencia de las amalgamas dentales metálicas (las que llaman "de plata"), sobre todo en el caso de coincidencia con acidificación de la saliva (que responde normalmente a la acidificación del cuerpo ), en las inflamaciones crónicas silenciosas de hígado y/o riñones. Desde que lo detecté, pregunto a todo el mundo si tiene amalgamas metálicas y hago la prueba de pH de la saliva con una sencilla tira.

Para los que no lo saben, las amalgamas metálicas se hacían (y se hacen) con materiales no tan nobles como el zirconio de hoy en día que, al menos en lo que se sabe hasta la fecha, no presenta problemas fisiológicos. Uno de los materiales más comunes en las amalgamas es el mercurio. O sea que, si estás preocupado por el mercurio que hay en los peces, mejor que te asegures que no tienes amalgamas en los dientes que representan un problema fisiológico de primer orden. Si has oído que las infecciones en la boca son especialmente problemáticas para el corazón y el cerebro (y también para la flora y permeabilidad intestinal), imagína lo que es convivir muchos años con mercurio en la boca [los metales pesados son los tóxicos más peligrosos].Que, además, propicia las infecciones. Y por qué?. Pues porque el cuerpo no actúa con tanta "fuerza" contra las infecciones en un lugar donde hay presente un tóxico que le puede hacer daño, porque se arriesga a expandirlo (aún más) en el resto del cuerpo. También se puede decir que allí donde se colocan amalgamas había previamente una infección (caries, periodontitis, ...) que hacía la zona más vulnerable. También estoy de acuerdo.

Como os mencionaba antes, una de las cosas más desconocidas es la nefasta influencia que las infecciones en la boca tienen para la flora intestinal y en la permeabilidad intestinal. De hecho, la repetición constante de infecciones en la boca traslada la mala flora bucal (tragamos cada día 1-1,5 litros de saliva) a la intestinal y puede acabar con enfermedades crónicas del intestino. Y, a veces, el origen son las amalgamas metálicas. La pega es que la mayor parte de los dentistas no se mojan al respecto. Aunque lo tengan claro, no quieren entrar en colisión con colegas que aún las están usando.

Pues esta manera mía de funcionar, supone que:

1. Aunque no sea médico, ni farmacéutico, me preocupo de mantener continuamente un nivel lo más alto posible de conocimientos en sus materias. Esto me ayuda también a conocer los efectos de los fármacos en las personas y a evitar interferencias no deseadas de los medicamentos con cualquier cosa que yo recete a los pacientes. También me sirve para minimizar los efectos no deseados de los medicamentos en el cuerpo. Cuidado, que las cosas naturales también pueden llegar a ser peligrosas (en función de la dosis) en conjunto con los medicamentos. No quiero decir que, si tomais Sintrom, un exceso de alioli os pueda perjudicar. Quiero decir que, si yo no sé que es un derivado de la familia de las cumarinas, me puedo equivocar recetando alguno de los remedios naturales que las contienen. Me asusta que, en el mundo de las terapias naturales, se confunda la importancia de la parte energética y espiritual (que defiendo fervientemente) con el poco cuidado con la parte científica y la función de los médicos y farmacéuticos.

2. Un terapeuta no le debe retirar nunca un medicamento a un paciente sin el permiso previo del médico / farmacéutico. Mi trabajo es ayudar al paciente a superar la enfermedad y, muy a menudo, los efectos adversos de los medicamentos. Pero, también es cierto que estos medicamentos son a menudo la única alternativa posible para un paciente que no quiere cambiar lo más mínimo su estilo de vida. Un ejemplo de error garrafal es decirle a un paciente de artritis reumatoide que deje de tomar cortisona. En las enfermedades autoinmunes (y cada vez hay más), la cortisona evita la destrucción de los tejidos por parte del sistema inmune (es inmunosupresora).

3. Tengo que revisar los diagnósticos médicos, análisis y prescripciones médicas y farmacéuticas. Pero no sólo para detectar posibles errores. Estos datos me sirven para detectar el mal funcionamiento de los órganos del cuerpo. Aunque yo me baso en muchas otras cosas.Pero no prescindo de ningún dato que pueda ser una ayuda para detectar el origen de los problemas.

4. Necesito preguntar qué terapias naturales ha seguido el paciente. Ya he dicho más de una vez que cada persona es diferente y generalizar puede ser peligroso. Pero como todo el mundo, incluso los que hablan de terapias naturales, generaliza, me encuentro con gente escéptica con las terapias naturales. Y es que los perjuicios o no-funcionamiento de estas terapias van ligadas a menudo a informaciones transmitidas por Internet con poca o nula credibilidad o con errores garrafales, incluso en revistas serias.
Hace semanas, detecté un error muy grave en una receta recomendada por una conocida revista digital. Les envié un email privado pidiéndoles, por favor, que corrigieran rápidamente el problema, para evitar problemas en la piel a quien se preparara la receta. Respondieron una semana más tarde diciendo que avisarían a la redacción. Un mes después, no ha habido ninguna corrección, ni fe de erratas. No puedo creer que prefieran salvaguardar su credibilidad general, antes que reconocer que han cometido un error (cosa muy humana). La pega es que, si lees la letra pequeña al final de sus publicaciones, ya se exculpan previamente de cualquier problema que puedas tener si les haces caso sin hacerte aconsejar por un profesional cualificado. Y, distinguir quien es cualificado, en Internet es imposible. Me harto de leer auténticas barbaridades en terapias naturales (especialmente, en el mundo de los aceites esenciales) y esto da alas a los que acusan a estas terapias de poco rigor científico y seriedad.


Resumiendo. Ya que la mayor parte de pacientes vienen con enfermedades crónicas, necesito recoger muchos datos para adivinar por qué su cuerpo se comporta como lo hace. Hay que saber qué avisos fue dando el cuerpo hasta llegar a los avisos actuales para deducir qué hacer para recuperar su fisiología. Y que lo acabe descubriendo no significa que yo sea mejor que otros. Sólo significa que trabajo más horas para cada paciente (aunque no lo tenga delante).

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