jueves, 30 de junio de 2016

Alimentación, carencias y dietas

Aunque muy esquemáticamente, os adelanto unas cuantas razones por las que las dietas genéricas no funcionan:

- Las grasas buenas, como las del aguacate, son necesarias. No las elaboradas (como las de los embutidos industriales), ni las de animales que no sean de caza o con alimentación sana al aire libre, ni las de los peces de piscifactoría. La grasa de la carne de cerdo ibérico tradicional (más cercano al jabalí) está formada por ácido oleico (el mismo que el aceite de oliva) y es muy saludable, con la grasa entrecruzada con las fibras musculares.
- Lo mismo ocurre con la proteína de la carne. La carne de animales que viven en plena naturaleza (y no sedentarios), que están musculados porque se han de dedicar todo el día a ir arriba y abajo para conseguir su sustento tradicional, es buena para nosotros. Al igual que lo es la de los peces salvajes (descontando contaminaciones por metales pesados).
De proteínas necesitamos muy pocas, porque los aminoácidos y enzimas (vitales para nosotros) que generamos a partir de ellas se "reciclan" en el cuerpo y se pierden muy pocos.
- La carne de animales sedentarios o peces de piscifactoría está llena de grasas malas, de medicamentos y subproductos derivados de la alimentación nada natural que tienen. Lo que se sabe a nivel científico no se explica jamás al público: las proteínas malas o en exceso, causan la desvalorización y el no aprovechamiento de todas las proteínas, generando de paso subproductos ácidos muy agresivos con nuestro cuerpo y forzando el incremento de colesterol para "atrapar" los tóxicos nocivos que se generan. Cuidado con dietas tipo Atkins.
- Se debe consumir proteína de la legumbre (2-3 veces/semana), en poca cantidad porque contiene antinutrientes. No encontrareis mucha literatura que no sea veterinaria al respecto. Una dosis de lógica de la naturaleza: las legumbres no dejan de ser frutos-semillas. Y, como son muy grandes y no tan numerosas, la naturaleza hace que un mismo animal no se las pueda comer todas (sin que le dé un dolor de vientre) porque sino la planta no se extendería por todas partes.
- Los cereales también son frutos-semillas y no se puede abusar de ellos. Se ha de consumir mucha menos cantidad que de verdura y fruta.
- El pan hecho con harinas modernas (el 99% del que se consume) es perjudicial y causa picos de insulina y diabetes.
- No es cierto que haya que restringir el consumo de huevos de 1-4 a la semana. Es la proteína con el más alto valor biológico.
- El colesterol no causa enfermedades cardíacas, ni ateroesclerosis. Lo que son malas son las estatinas. El colesterol no es más que un producto (en un 85% fabricado por el hígado) que se acaba convirtiendo en vitamina D (con el sol) o en "masilla" para reparar desperfectos o "cazar" productos nocivos/tóxicos. El colesterol se incrementa mucho cuando nos hacemos mayores, tomamos medicamentos o nos hartamos de proteínas malas (que generan tóxicos).

- Los ácidos grasos omega-3 se deben incrementar muchísimo. Pescado azul, sobre todo. Los de origen vegetal tienen un coeficiente de transformación de sólo el 10-12%. Sólo en la carne ecológica se encuentra omega-3. El omega-3 es imprescindible para las células y, sobre todo, para las neuronas. Su carencia es notoria en las personas con problemas mentales.
- Los ácidos grasos omega-6 se deben disminuir muchísimo, porque son proinflamatorios. Estan en todas partes: aceites vegetales, carnes, pescado, cereales, ...
- La granada tiene omega-5 en sus semillas. Es el antioxidante más potente conocido (sólo por debajo de los aceites esenciales) y un bloqueador natural del ácido araquidónico (proinflamatorio).
- Los frutos oscuros naturales de final de verano-inicio de otoño: granada, arándanos, moras, uvas, son auténticos "acumuladores" de sol y sustancias beneficiosas y antioxidantes.

- Elimina cualquier refresco industrial. Las cantidades de fósforo, azúcares, ácidos y conservantes los convierten en auténticas bombas de destrucción masiva de elementos minerales del cuerpo, creadores de diabetes y osteoporosis.
- Cuidado con los sulfitos incorporados al vino, la cerveza y las "chuches". En cierta cantidad, pueden causar asma y problemas digestivos graves. Los sulfitos y ciertos aditivos pueden interferir la digestión.
- La leche no aporta calcio. Lo quita. El calcio está en las verduras de hoja verde, que se procurará hacer al vapor para no perder nutrientes. El mayor índice de osteoporosis se da en los EEUU (el mayor consumidor de leche).

- La fruta madura natural y entera no provoca la acción de la insulina (no siempre ocurre con los zumos) y, en cambio, nos da energía inmediata. La fructosa natural sigue un camino diferente al de la glucosa, aunque más adelante se pueda transformar. Hoy se asocia fructosa con JMAF ( "jarabe de maíz de alta fructosa") que está en todos los platos preparados y conservas y que está hecha de transgénicos. O con otros "azúcares" (carbohidratos simples) nada naturales, que nos han ido introduciendo en la dieta. La razón es muy simple: la fruta que sale al mercado o es verde, porque así la han arrancado del árbol (la maduran con gases rápidamente para poderla vender), para poder transportarla sin que se aplaste con los golpes del transporte, o no es de la época, o no es del lugar o, directamente, lleva meses encerrada en una cámara esperando el momento ideal para sacarla al mercado. Fruta que no hace mala pinta y que un día después, fuera de la nevera, pero a buena temperatura, está marchita.
- Cuidado con los zumos de fruta porque no tienen, ni de lejos, los beneficios de la fruta entera y, a veces y en cantidad, pueden ser perjudiciales. Pero, también es cierto que los jugos que se hacen con fruta madura, y en la época que toca, pueden ser mucho más buenos que la fruta que se vende.
- La digestión de fruta o verdura cruda (en cantidades razonables) tarda menos de una hora. Mucha cantidad de comida mezclada, hasta 5-6 horas. No se deben mezclar frutas ácidas y dulces. La fruta verde siempre es perjudicial.
- Nuestro sistema digestivo e intestinal refleja que somos omnívoros: no tenemos diferentes estómagos, como los herbívoros, ni un intestino extracorto, como los carnívoros. Esto no es ningún problema si no mezclamos alimentos en una misma comida y separamos las comidas el tiempo necesario. Piensa que cada alimento activa elementos diferentes en el sistema digestivo, necesita ambientes ácidos o alcalinos diferentes y tarda más o menos tiempo en digerirse. Os lo digo bajito: como siempre, los niños pequeños tienen razón cuando no les gusta mezclar los alimentos (el hombre primitivo tampoco lo hacía). No es bueno comer fruta si estamos en proceso de digestión de otros alimentos (la fruta, mejor en ayunas).

- En el 99% de los casos, recetar hierro es un error. Es muy difícil que una persona tenga carencia de hierro (y el exceso es peligroso). Lo que se ha de arreglar son las pérdidas de sangre excesivas y la falta de vitamina-C (imprescindible para absorber el hierro).
- Lo que sí nos falta habitualmente es vitamina-C y magnesio (los devora el estrés) y vitamina D (no tomamos el sol) y oxigenación de los tejidos (porque fumamos, no hacemos ejercicio, nos estresamos) y, en ciertas afecciones, algunos oligoelementos (manganeso, zinc, litio, ...).

- Las combinaciones de alimentos (que de entrada ya son conflictivas) no afectan igual a las diferentes personas.
- Se ha de comer en horarios adecuados a nuestro ciclo biológico y masticar sin prisa. La máxima potencia digestiva se produce al mediodía. Nunca cenes demasiado tarde, porque a la 1-2 de la madrugada el cuerpo para la digestión.

- Los alimentos deben ser apropiados a la época y zona geográfica donde vivimos. Hay que comer lo que se produce (de forma natural, no en invernaderos) cerca de casa y en la época en la que estamos. En invierno hay que comer una verdura caliente (una col, por ejemplo) y no una papaya traída del trópico (que es refrescante).
- Hay evidencia científica de que nos cuesta más adaptarnos a alimentos que no han formado parte de nuestra alimentación durante generaciones. La soja hace relativamente poco que llegó a Occidente. Y es cierto que hay mucha gente que no la tolera tan bien (y menos en cantidad, porque no deja de ser una legumbre).

Todas estas cosas afectan de forma diferente a cada persona. El elemento más determinante es su estado de salud previo y las carencias de ciertos minerales o vitaminas, casi siempre por llevar una vida estresante o no tomar el sol o no hacer ejercicio, que llevan a círculos viciosos que no permiten digerir ciertos nutrientes (aunque sean buenos).

Pero, por favor, no os obsesionéis con la comida. Perjudica más el estrés que el mal comer. Y no tomeis mis sugerencias (ni las de nadie) al pie de la letra. Hay veces, situaciones y personas que precisan de comer más cocinado que crudo, por ejemplo. Lo que conviene a cada uno, hay que mirarlo para cada uno. La dieta debe ajustarse al individuo. Y no al revés. Fuera de situaciones patológicas, está claro. Y recuerda que la capacidad de nuestro cuerpo para adaptarse a las circunstancias alimentarias es increíble. Pero también tiene límites. Y cuando estos límites (diferentes para cada uno) se superan, es necesario buscar una solución adecuada a cada fisiología.

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